PLAN DIRECTOR


1. INTRODUCCIÓN

A continuación se pasa a desarrollar el primer punto de introducción al
Plan Director de Gestión de Residuos de Gipuzkoa (PDGRG). El presente
capítulo cuenta con una serie de epígrafes que pretenden establecer las bases
del presente trabajo; desde las razones por las que nace el propio plan, la
crítica al anterior plan integral (plan apoyado hasta ahora por las instituciones,
en adelante PIGRUG: acrónimo de Plan Integral de Residuos Urbanos de
Gipuzkoa), así como los objetivos y principios que persigue el presente trabajo.

1.1.- EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

En la actualidad, uno de los problemas fundamentales dentro de las
sociedades humanas es la gestión de sus propios residuos. Detrás de ellos
aparece un modelo económico y social que muchos científicos y entendidos
han calificado como “in-sostenible”, derivado del gran gasto de materiales y
energía y de un crecimiento económico acelerado que está terminando con una
gran cantidad de recursos naturales y territorios. Los ritmos geológicos de
millones de años, biológicos de miles de años y climáticos, también de miles de
años, están siendo profundamente alterados y no respetados. Esto hace que
aparezcan importantes problemas en el planeta y el medio que nos acoge, y la
posibilidad de que el propio ser humano pueda terminar, no con el planeta
puesto que éste se ha recuperado de crisis mucho más profundas e
importantes (choques de meteoritos, cambios de polaridad, cambios climáticos,
etc.), sino con nuestra propia especie (Lovelock, 1990, Wilson, 1990, Myers,
1990, Odum, 1990, Delibes, 1990...).
La generación de residuos derivados de nuestra actividad ha cambiado
notablemente en los últimos años. Mientras hasta la revolución industrial y la
extensión de las ventajas sanitarias, económicas y sociales que caracterizan
actualmente a las sociedades más adelantadas, las basuras eran consideradas
como un bien que daba lugar a la generación de abonos que volvían a ser
integrados dentro del sistema productivo, en estos momentos, la aparición de
diferentes materiales y de una desmesurada cantidad de bienes consumidos de
manera más o menos superflua, da lugar a la dificultad en seguir considerando
nuestras basuras y residuos como un bien encauzable bajo una política similar
a la anterior.
La masificación del medio urbano, la gran generación de basuras, la
irrupción de nuevos materiales poco adecuados, la política del usar y tirar, la
sobreempaquetación de los productos, la poca información y educación de la
población ante la recogida selectiva, etc. se configuran como los principales
elementos a abordar y mejorar.
Sin embargo, tampoco hay que perder de vista que, una gran parte de
nuestras basuras son susceptibles de un aprovechamiento secundario, es
decir, pueden ser tomadas como materias primas y no como basura a eliminar.
A día de hoy, existen países y regiones con cifras cercanas al 80% de las
basuras empleadas en otra cosa que no sea el vertido o su
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desaprovechamiento. Ciudades como Milán con cifras de reciclaje en torno al
75%, Mancomunidades como la de Montejurra, en Tierra Estella, Córdoba, La
Plana, etc. con cifras de aprovechamiento del 75-80% de los residuos sólidos
urbanos, etc. Mientras, dentro de la CAPV y de Gipuzkoa se tiende a imponer
un modelo que se basa en las cifras más bajas de recogida selectiva (un 19% a
día de hoy) y en un sistema cómo es la incineración que se centra en la
eliminación de una gran cantidad de residuos susceptibles de ser
aprovechados para usos más sostenibles y económicos. En este sentido, la
incineración quema materias primas y, por lo tanto, elimina un bien económico
de gran valor. Esta afirmación aparece recogida en numerosos documentos
como pueden ser las directivas europeas de residuos, el V y VI programa
ambiental, la ley nacional de residuos, etc. Todos ellos serán analizados
posteriormente. Estos documentos mencionados chocan frontalmente con los
aspectos aplicados propuestos por el PIGRUG (Plan Integral de Gestión de
Residuos Urbanos de Gipuzkoa). Dicho plan, partiendo de una interpretación
torticera de los contenidos normativos de las leyes y programas en vigor, pasa
por encima de los principios de sostenibilidad para establecer unas cotas
cercanas al 70% de las basuras a quemar. ¿Cómo se puede hablar de primar
el reciclaje, la reutilización o el aprovechamiento material de las basuras
(compostaje), si luego esto se traduce en partidas presupuestarias nimias para
dichas cuestiones y un superdesarrollado presupuesto para la instalación y
mantenimiento de una central de quemado de materias primas perfectamente
aprovechables?.
Estos mismos planes establecen principios difícilmente justificables si
atendemos a los compromisos que en materia de salubridad, desarrollo
sostenible y respeto hacia la sociedad se han firmado dentro de nuestro ámbito
territorial. Esto es más evidente si tenemos en cuenta que la incineración
atenta contra lo acordado en Rio, Washington, Kyoto, etc., puesto que agrava
el problema de emisión de residuos gaseosos a la atmósfera. Compuestos
como los óxidos de azufre, el dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, etc.
aumentan el riesgo de calentamiento global. Además pueden acarrear otros
problemas locales como aparición de lluvias ácidas, brumas fotoquímicas,
procesos de corrosión de instalaciones, etc. Especialmente grave es intentar
engañar a la población afirmando que la incineración va a contribuir a la


reducción de las emisiones de CO2. El proceso de incineración no supone

acelerar el ciclo natural del carbono, sino que da lugar a una emisión acelerada
de esta materia que tanto está colaborando al calentamiento global. Al
contrario, el carbono es asimilado por la vegetación a través del proceso de
fotosíntesis. A partir de sales minerales y agua, los vegetales son capaces de
generar materia orgánica y de asimilar ese carbono inorgánico. De esta
manera, el suelo, una vez muertos los restos vegetales, se configura como un
reservorio de esta materia que lejos de ser enviada directamente a la
atmósfera, pasa a ser sustraída de ésta y formar parte de los ciclos naturales
bióticos. Por ello, aportar carbono al suelo (a partir de procesos como el
compostaje) supone fijarlo, mientras que incinerar supone verter grandes
cantidades del mismo a la atmósfera.
La sostenibilidad no se ve, desde luego, reforzada a través de la
instauración de un modelo de tratamiento de residuos que únicamente
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contempla su destrucción, sin un aprovechamiento aparentemente justificable
y, sobre todo, dando vía libre a la generación de un mayor volumen de basuras
puesto que no se pone freno sobre la raíz del problema. En todo caso, la
posibilidad de deshacerse de una gran cantidad de basura, sin reciclar, sin
reutilizar, etc. da lugar a una mayor producción de todo tipo de productos que,
en una gran cantidad de casos, antes de su consumo ya pueden considerarse
como basura puesto que simplemente van a servir como reclamo publicitario,
envoltorio inútil u oferta no interesante. En esta tesitura se encuentran los
países abiertamente incineradores hasta la fecha. De esta forma, naciones
como Alemania, Suecia, Austria, Dinamarca, etc. con una experiencia en el
campo de la incineración de más de 20 años, han ido pasando de cifras de
incineración siempre menores a las que admite el propio PIGRUG, por encima
del 60%, reduciendo este porcentaje hasta no llegar a quemar basuras, a día
de hoy, nunca por encima del 50%. Esto responde a un esfuerzo profundo en
cuestiones como la generación de leyes de responsabilidad del productor,
campañas de concienciación, sensibilización y educación y profundización en
aspectos alternativos como el reciclaje, la reutilización, el compostaje, etc.
Especialmente reseñable es el caso de Austria donde, hace 8 años se
comenzó con la recogida selectiva de la FOB (Fracción Orgánica de la Basura),
de manera que, a día de hoy se está compostando el 80%. Si dicha materia
orgánica supone el 45% de toda la basura generada, se está dando lugar a un
aprovechamiento mucho más sostenible de esta materia que pasa a enriquecer
los suelos de dicho país, colabora en la mejora de la producción agropecuaria,
mejora la estructuración y texturización edáfica y evita emisiones atmosféricas,
vertidos, problemas de lixiviados y contaminación de acuíferos, etc. También
hay que citar el caso especial de Alemania. Ante la optimización de sus
tratamientos de la basura profundizando en estos sistemas mucho más
eficientes, ha dado lugar a que sus incineradoras se hayan quedado sin
materia prima para incinerar y hayan tenido que buscar la misma en países
vecinos como Italia, Francia, Bélgica... No obstante, la Unión Europea ha
emanado diferentes sentencias que penan estos tráficos de basura y, por lo
tanto, muchas de estas plantas están sufriendo procesos acelerados de
decadencia.
Frente a ello parece recomendable apostar por un cambio de paradigma
que tome el problema de raíz y, en este mismo sentido, intente abordar la
problemática de una manera más racional y lógica. El problema fundamental en
la generación de basuras es la inexistencia de una amplia y correcta formación
de la población. Sólo se pueden invertir las tendencias actuales en generación
de basura con una buena educación de la población y con una información
crítica en el ámbito del consumo responsable. Así mismo, deben tomarse en
cuenta medidas que, en el ámbito de la producción de los bienes de consumo,
otorguen más importancia al vector medioambiental a través de una mirada
más largoplacista y la corrección de las pautas de producción basadas en
modelos ultraliberalistas. La incineración, método obsoleto, puede aplazar
inexplicablemente un esfuerzo que en algún momento se deberá realizar. Los
pasos intermedios, cuando los sistemas de quema de basuras se han
manifestado como claramente insuficientes e ineficaces para resolver el
problema desde su raíz, hipotecarán la profundización en unos métodos mucho
más efectivos y sostenibles. Gipuzkoa está ante la ocasión de quedarse a la
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cola del propio estado español o ser una de las provincias punteras. Otras
regiones del propio estado han apostado fuerte en este sentido y Comunidades
Autónomas como Castilla-León y Aragón, recientemente han suspendido sus
programas incineradores y han apostado por una reducción, una buena
sensibilización y educación y el desarrollo de la biometanización, el
compostaje, etc. Todos estos planes punteros se basan en una necesaria toma


de conciencia de la sociedad y la clase dirigente, y en la necesidad de

comenzar desde la raíz; modificando seriamente nuestras pautas de consumo
y comportamiento. Haciendo a la población responsable, incluso con medidas
aparentemente poco populares como el establecimiento de tasas a medida de
la generación de sus residuos y de las consecuencias de sus modelos de vida
y consumo. No obstante, el coste ambiental de los comportamientos
inadecuados no debe ser pagado sólo por el ciudadano, sino que también
deben tomar parte los productores, fabricantes, distribuidores.
Comprar es para la mayoría un quehacer cotidiano aunque, en gran
medida se está convirtiendo en un divertimento. Al respecto, comienza a
generalizarse la construcción de grandes superficies, con modelos comerciales
traídos o importados desde el exterior, que fomentan el hábito de pasar los días
“de compras” y genera, de esta manera, nuevas necesidades a la población.
Por otra parte, los productos cada vez se quedan obsoletos a mayor velocidad
y se siente el deseo de renovarlos aunque se encuentren en perfectas
condiciones. Ante esta situación se debe procurar potenciar la realización de un
consumo responsable, de acuerdo a unas normas que eviten el despilfarro y
protejan a los consumidores ante los problemas potenciales. Junto a este
consumo responsable, aparece otro paralelo que puede adjetivarse como
“consumo ecológico”. Éste persigue que se reduzca el número de envases que
compramos, de manera que exista una reducción de la demanda de materiales
superfluos desde nuestras pautas de compra.
Junto a este criterio “consumerista” (de consumo responsable y
ecológico), aparece una segunda vía importante en la educación ciudadana. Se
trata de la recogida selectiva. Mientras un montón de hierros oxidados es
considerado como una pila de chatarra, con un valor dado, derivado de su
demanda dentro de un determinado mercado, ese mismo montón mezclado
con papel, basura orgánica, algún que otro plástico, etc. no cuenta con ningún
valor y puede ser considerado como simple basura y, por lo tanto, como un
aparente problema. La clave está en la separación de cada uno de los residuos
generados. En tanto en cuanto la recogida selectiva sea buena, se podrán
evitar un buen número de problemas de salubridad, medio ambiente e incluso
problemas económicos. En este sentido, cuenta con una especial relevancia la
educación, formación y sensibilización en una recogida lo más selectiva
posible. La existencia en las casas de 1, 2 ó 5 cubos de residuos diferentes no
es algo inamovible, sino que pasa por un proceso de aprendizaje e
interiorización de la conveniencia de una determinada forma de actuar.
También existen en cada uno de los hogares otros elementos (televisión,
floreros, armarios decorativos, etc.) que no cuentan con una función
excesivamente determinada y además ocupan mucho más lugar que el que
podría destinarse a fomentar esta recogida responsable. En este ámbito,
tampoco se entiende excesivamente la política de la “Tasa plana”. Lejos de
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incentivar a esta recogida selectiva óptima, la tasa plana potencia la existencia
de unos niveles bastante pobres de reciclaje y aprovechamiento de los
residuos sólidos urbanos. No se puede mantener durante mucho más tiempo
un sistema injusto que grava a aquellas personas eficientes que realizan
grandes esfuerzos en el ámbito de la buena recogida de cara al reciclaje, y
premia excesivamente a aquellas que, sin ninguna conciencia, cuentan con un
solo cubo de basura general en sus casas. Al igual que la mayoría de las
conductas humanas, también la recogida y transporte de los residuos hasta los
contenedores, es una actividad aprendida o consuetudinaria. Uno de los pilares
básicos en esta concienciación pasa a ser la política escolar. Es necesario
considerar el problema de los residuos dentro de una temática transversal
como es la medioambiental. Existen numerosos materiales pedagógicos
destinados a conseguir los objetivos antes apuntados de un mejor consumo,
ecológico, una óptima recogida selectiva, etc. En este sentido, la educación de
la población infantil genera unas pautas naturales de realización de estas
prácticas que, además, inducen a los mismos comportamientos dentro de sus
casas u hogares. Los propios escolares funcionan como educadores de pautas
correctas dentro de la población adulta.
En la línea argumental anterior aparece, como uno de los pilares básicos
del desarrollo sostenible y de los compromisos en esta materia firmados por el
lehendakari Ibarretxe (Compromiso Vasco de Desarrollo Sostenible y
Estrategia Vasca de Desarrollo Sostenible), la idea de la participación
ciudadana. Todos los procesos de ordenación territorial (y la gestión de las
basuras se encuentra entre uno de ellos), deben contemplar la participación
ciudadana y la transparencia informativa por parte de las diferentes
administraciones. Al respecto, se deben facilitar herramientas de consulta de
manera que se llegue al mayor número o índice posible de participación
ciudadana. Difícilmente se conseguirá esto teniendo en cuenta la metodología
utilizada hasta la fecha. Mientras en países como Suiza o Suecia las
cuestiones como la modalidad de tratamiento de los residuos sólidos urbanos
son aprobadas a través de plebiscitos o consultas multitudinarias a los
diferentes grupos sociales, aquí se siguen empleando metodologías tan poco
efectivas como el buzoneo indiscriminado, la reducción en el tiempo de
alegaciones, la utilización de los meses vacacionales para su exposición
pública, la ocultación de información sensible, la inexistencia de debates con
fuerzas sociales, institucionales, científicas, técnicas, la no inclusión en los
distintos programas electorales de planes mucho más concretos, etc.
Tampoco es de recibo la inexistencia de un verdadero programa de
aprovechamiento de la materia orgánica putrescible de nuestros residuos.
Mientras existen países que llegan al aprovechamiento de estas materias a
través de sistemas como el compostaje o la biometanización, en la actualidad
Gipuzkoa no ha sido capaz de tratar ni el 1% de los residuos susceptibles de
recibir este tratamiento. También en este sentido se está perdiendo un tiempo
precioso y nos encontramos a la cola en el tratamiento de estas materias. En
todo caso, no parece excesivamente sostenible un modelo en el que se
desestiman unos recursos orgánicos de gran calidad, mientras la mayor parte
de los acuíferos y suelos de la Península y la CAPV se encuentran gravemente
contaminados por la sobreutilización de abonos, plaguicidas y herbicidas
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químicos. La posibilidad de generar un buen compost (el abono más utilizado
por el ser humano desde sus comienzos como sedentario), hace que se abra
un grandísimo número de posibilidades dentro del mundo agropecuario y que
se atajen dos problemas medioambientales de gran importancia; la gestión de
las basuras y la resolución de los problemas medioambientales de
contaminación edáfica e hídrica. El mercado del compost se configura como
una de las grandes potencialidades de aquellas regiones que consigan hacer
frente a una buena elaboración del mismo. Si hoy en día existe un claro
mercado, en este sentido, que duda cabe que las posibilidades a futuro,
teniendo en cuenta las normativas medioambientales europeas, son realmente
esperanzadoras. En este campo es la voluntad política la que puede resultar
concluyente.
El desarrollo sostenible consiste precisamente en la idea de ser más
efectivos y menos potentes, tanto en el consumo de materiales y energía como
en su manejo y gobierno posterior.
Otro de los vectores fundamentales en la reducción de los residuos y la
correcta ordenación de los mismos es la necesidad de prohibición de aquellos
materiales que, a día de hoy, no puedan ser reciclados o cuenten con procesos
muy costosos y de importante impacto ambiental o sanitario. Al respecto, no
parece demasiado sostenible la permisividad de materiales como el PVC que,
además de no contar con procesos industriales de reciclado óptimos, puede
dar lugar a severos impactos sobre la salud y el medio ambiente. Este mismo
caso esta comenzando a ser atajado. En este sentido, cabe destacar dos
iniciativas municipales que, sin duda alguna, generan un precedente que será
seguido rápidamente por otras entidades y asociaciones. Uno es el caso de
Carmona (Andalucía), que ha sido autonombrada como ciudad sin PVC y que
ha prohibido la entrada al municipio de cualquier objeto que este realizado con
esta sustancia y la otra es el Ayuntamiento de Barcelona que ha prohibido este
material para cualquier instalación municipal. El caso de los plásticos es
paradigmático puesto que, aún existiendo tipologías relativamente fáciles de
reciclar o con una persistencia dentro del medio ambiente relativamente corta,
se siguen utilizando productos y fórmulas que, al contrario, cuesta mucho
reciclar o no son degradadas con facilidad a la hora de realizar vertidos.
También parece difícilmente explicable la política que se está llevando
con respecto al vidrio. En este caso, aunque una gran parte de él es
susceptible de ser reciclado, parece mucho más conveniente primar su
reutilización puesto que este proceso puede resultar mucho más económico
que su reciclaje. Por una parte, estos procesos de reutilización del vidrio no nos
resultan ajenos puesto que hasta hace relativamente poco eran varios los
formatos que se reutilizaban y devolvían a los comercios (botella de leche,
botella de vino, botella de cerveza, etc.). Esto supondría un ahorro claro para el
consumidor que cada vez que debe realizar una compra de estos productos
debe hacer frente al pago de un envase del que debe deshacerse con lo que
esta realizando un doble pago, al adquirirlo y al deshacerse de él a través de su
vertido. Incluso los últimos reductos de esta costumbre de reutilizar, las botellas
de sidra, tienen sus días contados. La reutilización podría afectar no sólo al
vidrio, en todos sus formatos, sino a otros materiales.
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La lista puede ser interminable si tenemos en cuenta los diferentes
materiales que pueden ser susceptibles de ser considerados como residuo. Al
respecto también queremos llamar la atención sobre el reciclaje de un material
como es el cemento y hormigón. Mientras en la Comunidad Autónoma de
Catalunya se va a alcanzar la cifra del 60 % de dicho material reciclado, aquí
no existe ningún programa que propicie este tipo de procesos. A día de hoy, en
la comunidad autónoma antes referida, más de la mitad del cemento, hormigón,
etc. que se desestima a modo de escombros, es recogido de forma selectiva y
reciclado, de manera que puede llegar a ser empleado para todo tipo de
construcciones. El caso del País Vasco es especialmente sangrante puesto
que existe un gran impacto visual y ambiental derivado de las numerosas y
muy extensas explotaciones de cantera. Más alarmante supone que un plan
autotildado de integral, como es el realizado para la diputación de Gipuzkoa, no
recoja el tratamiento de estas sustancias que, en peso, superan
considerablemente las cifras del resto de residuos juntos. No se puede hablar
de un plan integral si la fracción que mayor aporte realiza a día de hoy a
nuestros vertederos no es ni siquiera analizada. Tampoco es comprensible que
no se lleven a cabo análisis profundos de otra fracción como son los residuos
ganaderos.
Por último, hay que reseñar que para la buena consecución del presente
Plan Director es indispensable, no sólo la colaboración de la población de
Gipuzkoa, sino que exista una voluntad política clara de abordar este reto, tanto
por parte de la Diputación Foral como por las Mancomunidades de recogida y
tratamiento de basuras. Sin el apoyo económico, informativo y moral de dichas
administraciones no se podrán desarrollar convenientemente las actividades
propuestas y, por lo tanto, no se dará lugar al desarrollo del sistema de
objetivos propuestos a continuación y que resuelven a través de un método
verdaderamente sostenible de recogida y tratamiento de residuos.
También es necesario un amplio consenso político. Ciertas medidas
temidas por su supuesta impopularidad deben ser tomadas desde un acuerdo
amplio y conjunto que no dé lugar a ulteriores juegos políticos. La basura no
puede configurarse como el arma arrojadiza y electoralista que dé al traste con
los esfuerzos de sostenibilidad de la ciudadanía.
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1.2.- CRÍTICA AL PLAN INTEGRAL DE GESTIÓN DE RESIDUOS URBANOS
DE GIPUZKOA

Dentro de este epígrafe queremos realizar un acercamiento crítico al
documento denominado como PIGRUG (Plan Integral de Gestión de Residuos
Urbanos de Gipuzkoa). Dicha crítica no debe interpretarse como un ejercicio
inamistoso de devaluación sin justificación aparente, sino como un salto
positivo que salva un plan realmente poco eficaz y menos ambicioso. En esta
misma línea, el presente epígrafe pretende construir a través de una crítica
racional y ofrecer al lector las pautas claras para un acercamiento mucho más
efectivo y veraz a dicho documento. En numerosos epígrafes del PIGRUG se
realizan una serie de observaciones difícilmente justificables y se utiliza un
discurso que no resulta muy entendible por el gran público.
La primera de las cuestiones que resulta más curiosa es la ausencia de
una metodología clara. En todos estos documentos de planificación se
distinguen, tradicionalmente, una serie de etapas que, sin embargo, dentro del
PIGRUG aparecen poco definidas, algunas no se desarrollan
convenientemente y otras no encuentran una justificación aparente. Al
respecto, hay que destacar que según una metodología tradicional, se debe
partir de una compilación de documentos que atañan al territorio y a la materia
que se está tocando. Esta etapa primera, denominada de información, trata de
recoger la mayor cantidad posible de fuentes que den lugar a una base sólida
de la que partir para un posterior análisis. Esta sería la siguiente etapa, la etapa
de análisis. Ésta debe partir de una revisión y síntesis, no sólo de las fuentes
informativas recogidas, sino de datos que no hayan sido obtenidos por estas
vías pero que se consideren de importancia. En este sentido y para que el
PIGRUG contara con un mayor rigor, debiera haber centrado sus esfuerzos en
la obtención de datos mucho más completos acerca de las diferentes
mancomunidades y grupos de basuras. Hay que reseñar, como dato
suficientemente esclarecedor, que la confección de la tabla media de las
basuras generadas en Gipuzkoa se ha realizado con un análisis basado en un
número de observaciones muy limitado, con un estudio que, de hecho, cuenta
con unos sesgos realmente considerables. Sirva como dato, que en ningún otro
punto de la Península Ibérica existen producciones de materia orgánica tan
bajas como las que emanan de la tabla referenciada en el PIGRUG. Nuestro
estudio concienzudo a través de un trabajo de campo amplio y de otros
trabajos de planificación y datos obtenidos por innumerables mancomunidades
y administraciones con competencias, hablan de que en ninguno de los casos
el % de materia orgánica baja del 38%, siendo la moda (cifra más repetida de
toda la serie) el 41,3%. Posteriormente a esta fase de análisis se da lugar a un
diagnóstico de cúal es la situación actual y las tendencias a futuro. Para
terminar, en cualquier plan se deben generar, analizar y evaluar
concienzudamente diferentes alternativas que den lugar a la resolución de los
problemas diagnosticados, así como el aprovechamiento de las tendencias
positivas o los puntos fuertes de la situación actual. Al respecto, el PIGRUG
genera unas alternativas muy parecidas, en todas ellas se desestiman métodos
como la biometanización o el compostaje sin razonamientos claros y objetivos
y, en cualquiera de los casos, la solución final pasa por la incineración.
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El presente Plan Director va a presentar una metodología como la que
se ha citado pero con una visión mucho más amplia de la tipología de basuras,
las realidades existentes tanto dentro de la provincia como fuera de ella y con
la contemplación de alternativas mucho más diversificadas y en las que entran
en función aquellos métodos y vías realmente sostenibles.
Otra de las importantes y generales conclusiones sacadas de la lectura
del PIGRUG es el escaso peso que se le da a la voluntad de la población para
invertir las tendencias de crecimiento de la generación de basuras o incluso
para mostrar una tendencia positiva hacía la profundización en la recogida
selectiva. En este sentido, los redactores del plan presentan una visión
derrotista y catastrofista acerca de la conciencia de la población en los ámbitos
antes citados. Aunque dentro de sus considerandos y grandes principios
iluminadores del Plan se hacen constantes referencias a la necesidad de
generar tendencias que finalicen con el crecimiento continuado en la tasa de
generación de basuras y a la necesidad de concienciación, sensibilización y
educación de la población, a la hora de repartir las partidas presupuestarias o
dar un peso a cada uno de los puntos, éste, el de la concienciación y educación
no cuenta con un peso relevante puesto que la conclusión es, más o menos,
que la población puede sentirse incluso desarraigada socialmente si se la
obliga a hacer esfuerzos en el campo de la recogida selectiva. Al respecto,
cabría realizar un comentario interesante; el mayor desarraigo con respecto a
sus instituciones y administraciones competentes en esta materia, siempre ha
venido de la mano de aquellos esfuerzos para ubicar las plantas incineradoras.
Baste citar los ejemplos de Urnieta, Bajo Bidasoa o Donostia en la actualidad o
Andoain y Astigarraga en esfuerzos anteriores. En cualquier caso, los estudios
y citas acerca de las investigaciones sociológicas llevadas a cabo al respecto y
que dan lugar a estas grandilocuentes aseveraciones no existen.
El PIGRUG no recoge ningún tipo de análisis sociológico serio en el que,
partiendo de una buena información en la que se recojan todos los pros y
contras de cada uno de los métodos y las tendencias a partir de los códigos
legales existentes en este sector, se estimen las opiniones tanto de diferentes
agentes sociales como de un número suficientemente representativo de
personas que habiten el territorio de Gipuzkoa. Este punto deslegitima de cabo
a rabo el propio PIGRUG. Aunque la Diputación se obstina en hacer ver que el
proceso a sido transparente y se utilizan una serie de talleres “EASW” para
recabar la opinión de diferentes agentes sociales (amas de casa, empresarios,
universitarios, grupos ecologistas, etc...), la realidad es que desde el primer
taller todas las alternativas coincidían en la incineración como solución final. La
propia deslegitimación del proceso de participación social, que no ciudadana,
ha venido de manos de la imposición flagrante, desde el principio, de los
postulados recogidos por el PIGRUG. En ningún momento ha habido una
voluntad mínima de cambiar ni una coma de dicho texto. De hecho, aunque
existieron más de 100 asociaciones o grupos sociales en el primero de los
talleres, al último sólo acudieron cerca de 20. Esta misma cifra da una idea del
fracaso de la propia participación social.
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El debate público se está dando en estos momentos. Los movimientos
plurales y bien consolidados de ciudadanos en lucha contra la incineración
están tomando una relevancia tan notoria que para muchos partidos políticos la
postura proincineradora supone una futura merma de votos para las próximas
elecciones.
Con la lectura del PIGRUG da la impresión de que el equipo de
redacción intenta maquillar y vestir de una forma más o menos científica una
decisión político-técnica tomada de antemano. De hecho, se fuerzan al máximo
determinadas cuestiones para intentar colar la necesidad inevitable de la
incineración. Muchos de los datos que se proporcionan o son erróneos o caen
en la falsedad. De hecho, se estiman ejemplos de modelos alternativos como el
de Vilassar de Mar donde las cifras han sido manipuladas burdamente. Este
municipio catalán cuenta con unos esfuerzos de recogida puerta a puerta, de
compostaje y de otras medidas alternativas que para sí los quisiera cualquier
administración. En este caso no se han tomado los datos de los últimos años
con lo que la lectura queda perfectamente sesgada.
Otra de las falsedades que intenta colar el propio PIGRUG es la de
enfrentar sólo dos grandes opciones; la incineración o el vertedero. Desde
luego, los vertederos generados en la provincia de Gipuzkoa cuentan con una
problemática que posteriormente se detallará con más profundidad pero que
radica en que no se han hecho los esfuerzos pertinentes en la recogida
selectiva de la materia orgánica. Ésta ha ido colaborando en la colmatación de
los vertederos y en la aparición de problemas como lixiviados, generación de
bolsas de biogas con el consiguiente olor, pequeñas o medianas explosiones
por emanación de estos mismos gases, molestias a la población. Si esa
materia orgánica se hubiera recogido convenientemente, a día de hoy no
existiría tal colmatación y el resto de problemas. No obstante, hablar de
incineración es hacerlo a la misma vez, de vertido. Una incineradora no
necesita un solo vertedero, sino que requiere varios tipos diferentes. Las
cenizas, materiales tóxicos y peligrosos, suponen entre un 4 y un 6% de las
basuras que entran en el horno. Esta cantidad debe ser depositada en un
vertedero especial de residuos tóxicos y peligrosos. Las escorias, por su parte,
suponen entre un 28 y un 35%. Aunque desde la Diputación se intente vender
la idea de su aprovechamiento, lo cierto es que en los países centroeuropeos
donde la historia de la incineración es dilatada en el tiempo, en un primer
momento las utilizaban para obras de ingeniería civil; firmes de carreteras,
presas, diferentes tipos de asfaltos, etc. A día de hoy el 100% están siendo
confinadas en vertederos de seguridad puesto que se sabe, a ciencia cierta,
que contienen compuestos químicos tan contaminantes como los que se
pueden encontrar en las cenizas. Intentar aprovechar estos residuos será una
locura puesto que se estarán esparciendo toneladas de residuos
polucionadores por toda la provincia, mucho más, si como es la finalidad de la
Diputación, debido a que no hay empresas privadas que demanden estos
residuos, se quieren destinar al firme de las pistas forestales y rurales. Son
precisamente estos territorios mejor conservados y con mayores valores
naturales los que van a quedar irremediablemente contaminados por esta
práctica.
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En todo caso, el lector debe saber que en total, de lo que entra en el
horno de incineración, entre un 32 y un 41% se convertirá directamente en
residuo y necesitará nuevos vertederos, si resulta cierto que los actualmente
existentes se van a colmatar. Además de estos dos tipos de residuos y, por
ende, de vertederos, la incineradora necesitará otros dos tipos diferentes; uno
para albergar las basuras que llegan a la planta y que debido a parones, fugas,
malfuncionamiento de los hornos, etc. no se puedan quemar y otro que es la
propia atmósfera donde se verterán toneladas y toneladas de CO, C02,
diferentes óxidos de azufre, diferentes óxidos nitrosos, metales pesados,
dioxinas, furanos, micropartículas, etc, etc.
En lo referente a los datos de cierre para los vertederos existentes en la
provincia, los datos también han sido manipulados convenientemente. San
Marcos, por poner un ejemplo, debería ser clausurado para el 2006, sin
embargo, su propio gerente ha prolongado el plazo, como mínimo, dos años
más. Esto también ocurre para el vertedero de San Antón y Sasieta. Según
parece las cifras y fechas se han acomodado a la generación de una mayor
alarma social que evitaría lo que precisamente está pasando, una amplia y
extensa contestación ciudadana. En nuestras manos está recoger la materia
orgánica con lo que nos quitaremos casi la mitad de nuestras basuras y, por lo
tanto, lo que era un problema, convertirlo en un a potencialidad a través de la
comercialización y utilización del compost y la obtención del biogas a través de
la biometanización.
Pero más preocupante que estas cuestiones pasa a ser la falsedad en la
adopción de las medidas más sostenibles para optimizar el proceso de
recogida y procesado de nuestros residuos. Mientras en los primeros capítulos
se hace un esfuerzo ímprobo por justificar la incineración, se estima,
lógicamente, que tanto la Unión Europea, como el estado español y otros
organismos de prestigio, abogan por planes mucho más sostenibles como son
la reducción, la reutilización, el reciclaje, el compostaje, etc. el PIGRUG, al
tener que ajustarse a las diferentes directivas, desiderandos y normativa, en
general, debe optar por añadir dentro de sus principios éstos mismos pero a la
hora de dar una relevancia de tratamiento a estos aspectos vemos una gran
disparidad (muchos de ellos ni se capacitan económica o técnicamente),
mientras que el grueso del esfuerzo técnico y económico (recogida por otros
documentos como el presupuesto de la Mancomunidad de San Marcos para el
año 2005), se centran en la incineración. Esta claro que la Unión Europea
equipara la incineración y el vertido como última etapa o la última de las
opciones. Antes habrá que desarrollar el resto de medidas. Sin embargo, el
plan, como no puede hacer oídos sordos a esto, pero, a la vez, apuesta
vivamente por la incineración, hace un brindis al sol diciendo que se va a
reciclar, reutilizar y compostar cuando el 65-70% de las basuras van a ser
destinadas a la incineración. El lector del PIGRUG y del que aquí se presenta
(PDGRG: Plan Director de Residuos de Gipuzkoa) puede hacerse una
pregunta: ¿cómo va a ser más importante el reciclaje que la incineración si la
última se va a llevar un porcentaje tres veces superior al primero?.
¿Cómo es posible forzar las cifras al máximo e intentar engañar a la
ciudadanía afirmando que las cifras de compostaje van a acrecentarse 15
68
veces más de lo que a día de hoy se está haciendo?. ¿Qué ocurre cuando
multiplicamos cualquier número por 0, aunque en nuestro caso sea 15?. A día
de hoy no existe ni un solo programa de compostaje serio y con experiencia
suficiente de los residuos domésticos propiciado por la Diputación o las
Mancomunidades. En todo caso, existen empresas particulares que están
haciendo un esfuerzo en este sentido pero siempre partiendo de iniciativas
privadas, o los primeros pasos de programas limitados, por parte de ciertas
mancomunidades, que pretenden lavar la desidia que estos temas han tenido
durante los últimos años.
Otro de los aspectos, a todas luces criticable, es la manipulación de las
cifras que desde el PIGRUG se hace. En este sentido, además de las
apuntadas anteriormente es especialmente sangrante el caso de las cifras
actuales y futuras en el ámbito del reciclaje. En realidad, hay que disminuir
tanto unas como otras. Los bajos niveles actuales y de futuro en torno al
reciclaje hacen que se maquille este término. En realidad se están ofreciendo
las cifras de recogida selectiva. Es decir, se están computando todos los
depósitos actuales y los previstos de cara al futuro en los tres contenedores (el
de envases; el de cristal y el de papel y cartón). A nada que se observen datos
reales de otras mancomunidades y zonas del estado se verá que una cosa son
las toneladas recogidas selectivamente y otra, diferente, de esas toneladas
cuántas realmente se destinan a reciclaje. De hecho, se estima que siempre
existe un % de rechazos. Éstos son materiales o que no se pueden reciclar,
que se encuentran contaminados con otras sustancias o que han sido
depositados en el contenedor que no procede, etc. Con todos estos materiales
de rechazo lo que se está haciendo, a día de hoy, es verterlos en vertedero y,
en el futuro sería otro tanto por ciento más que debería incinerarse. De esta
manera, el 17% que a día de hoy aparece como reciclaje no es real puesto que
se refiere en realidad a la recogida selectiva. Como tampoco es real el dato de
que en el futuro nos acercaremos a un escenario donde el reciclaje supondrá el
40%. De la lectura detenida del propio PIGRUG el lector se puede dar perfecta
cuenta de que existen flagrantes contradicciones en torno a estas cifras pero,
además, dentro del capítulo de reciclaje se introducen cosas tan dispares como
experiencias en el campo de la reutilización (Remar, Traperos de Emaus...),
compostaje y recogida selectiva. Todo ello mezclado en un totum revolutum se
acerca a las cifras que propone la Unión Europea, pero no dejan de ser cifras
maquilladas y aumentadas artificialmente.
De esta forma, el PIGRUG presenta una clara diferencia entre las
declaraciones de principios, muy centradas en reducción, reutilización,
reciclaje, aprovechamiento de la fracción orgánica, etc. (todas muy bien
tomadas de las fuentes europeas y muy en consonancia con lo que propugnan
las directivas de la Unión en esta materia), y los objetivos abstractos (puesto
que salvo el de la incineración) el resto no se desarrolla convenientemente, que
deben cumplirse en un horizonte temporal al que se llegará, de todas las
maneras, con unas cifras tan pobres que la provincia se instalará dentro de las
regiones más atrasadas en gestión de residuos, no sólo de la Unión Europea,
sino del propio estado español.
69
Otro de los puntos preocupantes con los que cuenta el PIGRUG es que
es muy posible que esté rayando la malversación de caudales públicos. El
hecho radica en la necesidad de desestimar procesos alternativos y más
sostenibles como el compostaje. Si uno toma el anexo en el que se analiza la
viabilidad del compostaje y lo lee detenidamente se dará cuenta que es similar,
en un porcentaje superior al 60%, al mismo análisis realizado unos cuantos
años antes en referencia a la redacción del plan homónimo para Bizkaia.
Efectivamente, la empresa encargada de la redacción del Plan Integral de
Gipuzkoa es la misma que realizó el Plan para el vecino territorio histórico. En
este sentido, se ha pagado una suma de dinero del erario público para que el
redactor copie, a pies juntillas, lo que se dictaminaba en el plan previo. Se ha
extrapolado, sin ningún tipo de miramientos toda aquella información. Esto,
suficientemente grave, aparece incrementado cuando analizando
profundamente los dos documentos nos damos cuenta que lo que para el Plan
de Bizkaia eran unos vectores de comercialización del compost incipientes pero
esperanzadores, la necesidad de forzar la máquina para el territorio de
Gipuzkoa hace que se obvien y no recojan dichos desiderandos. En general y
revisando todo el PIGRUG así como los diferentes anexos, uno se da cuenta
de que la información referida a estos métodos alternativos no ha sido
renovada aunque han transcurrido más de 4 años. Se ha hecho un esfuerzo en
completar las medidas que justifiquen y mejoren el discurso incinerador pero se
hacen oídos sordos a experiencias en el compostaje de más de 15 años dentro
del Estado y con un nivel de éxito notable, o la actual generalización del
método de biometanización por infinidad de territorios.
Aunque posteriormente existirá un punto monográfico para tratar los
códigos legales y normativos en el ámbito de la gestión de las basuras, vamos
a realizar un pequeño adelanto que determine la comparación de los objetivos
de reciclaje con respecto a lo que marcan los dos documentos más importantes
en esta materia:


· El Plan Nacional de Residuos Urbanos
· La Directiva 2004/12/CE relativa a envases y residuos de envases
- Los datos del primero marcan una meta temporal en el 2006
- Los datos del segundo marcan una meta temporal en el 2008
- Los datos que marcan objetivos para el PIGRUG se centran

en el 2016
Es interesante hacer un resumen de los objetivos de reciclaje para las
diferentes materias que marcan estos dos grandes códigos:


· Mientras el primero marca un objetivo del 75% y la segunda 60%

para papel y cartón el PIGRUG no determina objetivos concretos en
este aspecto.


· Mientras el primero marca un objetivo del 75% y la segunda 60%

para los envases de vidrio el PIGRUG no determina objetivos
concretos en este aspecto.
70


· Mientras el primero marca un objetivo del 90% y la segunda 50%

para envases metálicos el PIGRUG no determina objetivos concretos
en este aspecto.


· Mientras el primero marca un objetivo del 40% y la segunda 22,5%

para envases de plástico el PIGRUG no determina objetivos
concretos en este aspecto.
Peor que todo esto es que tanto el primero como la segunda marcan
objetivos de reciclado para la madera del 50% y el 15%, respectivamente, el
PIGRUG no contempla para nada ningún objetivo en este aspecto y para esta
materia.
Por otra parte, el PIGRUG sólo emite cifras globales de reciclaje para el
2016, sin embargo, una lectura más detallada abunda en lo criticado
anteriormente; confunde deliberadamente los términos recogida selectiva y
reciclaje. Al respecto, hay que decir que las cifras que se emplean en el
PIGRUG abundan en datos de recogida selectiva que, como se sabe, son
siempre superiores a los de reciclaje. Para hacernos una idea real del
porcentaje de nuestros residuos que van a ser verdaderamente reciclados
habría que hacer una sencilla resta: aquello que se va a recoger
selectivamente menos el porcentaje de rechazos que existen dentro de esta
recogida selectiva. Mientras la primera cifra responde a la proposición del 37%,
la segunda debería restar un 17% de rechazos, que es el porcentaje medio que
se está dando hasta la fecha; la resta no puede ser más esclarecedora:
solamente se reciclará para el 2016 en esta provincia un 20% de los residuos
(dentro de este porcentaje también se introducen los escasos guarismos de
compostaje que no deberían indicarse dentro de este grupo puesto que
responden a otra línea de tratamiento). Esto es grave puesto que contraviene
las reglamentaciones y además nos pone a la cola, no sólo de Europa, sino del
resto de provincias y regiones de la Península Ibérica.
Atendiendo a la cifra global suministrada por la tabla 37, el PIGRUG
cuantifica sus objetivos generales de recuperación en el 37 ó 38% para el
2016, mientras no se hace cargo de lo que determinan tanto el PNRU (Plan
Nacional de Residuos Urbanos) como la directiva, en el sentido de que hay que
deslindar convenientemente los diversos materiales y porcentajes y, sobre
todo, que hay que ir aplicando objetivos intermedios. Resulta curioso el celo de
los redactores de cara a resaltar los aspectos que benefician la justificación de
la incineración y la poca atención a los aspectos más sostenibles en la
reducción, reutilización, reciclaje y compostaje.
Otro de los más graves errores del plan es la reiterada falta de fuentes
citadas. En efecto, se hacen muchas afirmaciones sin determinar ni indicar las
fuentes de las que proviene esa información. El PIGRUG no podría ser
publicado en ningún ente o revista científica con cierto prestigio puesto que los
círculos verdaderamente científicos exigen un rigor con el que no cuenta ni el
equipo redactor ni el propio plan. Se necesita, de cualquier manera para lograr
un nivel aceptable de seriedad, formalidad y rigor, hacer frente a las
aseveraciones categóricas indicando seguidamente cual es el lugar, informe,
publicación, articulo científico, monografía o libro del que se han obtenido. Si
71


los resultados son propios de una investigación ad hoc, es decir, realizada

precisamente en el transcurso del proyecto, se debe explicar, aunque sea de
forma sucinta, la metodología seguida y los objetivos que se han querido cubrir
con esa investigación. Como un ejemplo vale más que mil palabras vamos a
justificar esta crítica: el PIGRUG señala que la incineración cuenta con una
buena batería de ventajas entre las que se destacan, entre otras, que es un
foco o sumidero de dioxinas. Esta aseveración no se acompaña de la fuente de
la que se ha sacado porque, como muchas otras, pertenece a la cosecha
propia y a la necesidad de justificar lo injustificable. Llegados a este punto nos
gustaría señalar que la Comisión Europea ya en el año 1992 afirma, dentro de
la Directiva sobre incineración de residuos sólidos urbanos: que “no existe
ningún método seguro para garantizar que se respete el límite legal establecido
para las emisiones de dioxinas”. Es curioso porque este mismo documento es
citado en la página 69 del PIGRUG para arrimar el ascua del redactor a su
sardina y justificar la incineración pero se olvida de este pequeño párrafo que


puede desestimar per se el sistema como tal (sobre todo si atendemos al

principio de precaución). Lo que también se sabe a ciencia cierta es que la
ONU en la cumbre de Estocolmo acordó la prohibición de 12 tipos diferentes de
contaminantes peligrosos y potentes. Entre ellos se encuentran dos de las
sustancias que a día de hoy no cuentan con una función definida industrial o
productivamente y que, no obstante, suponen un evidente peligro; las dioxinas
y los furanos. También la Organización Mundial de la Salud (OMS), máximo
ente en cuestiones sanitarias y de salud, advierte en repetidos informes, el
último de los cuales es del año 2002, que las plantas de incineración se
encuentran entre varias de las tipologías fabriles que emiten dioxinas y furanos
en altas cantidades. En otro párrafo muy cercano advierte que se puede
considerar a estas sustancias como carcinogénicas (capaces de generar
diferentes tipos de cánceres), disruptoras de diferentes hormonas, etc. A la
hora de informar y analizar los diferentes pros y contras, se debería haber
recogido, atendiendo al principio de transparencia, aquellos impactos evidentes
que sobre la salud muestran las plantas incineradoras. Sin extendernos
demasiado ya que existe un anexo del Plan Director donde se referencian
todos los estudios epidemiológicos encontrados en las más prestigiosas
revistas sobre medicina, hemos de afirmar que, a día de hoy la estrategia de la
ingeniería y construcción de estos y otros hornos muestra una estrategia
alarmante. Para la realización de un estudio sobre salud serio, se necesitan
series temporales dilatadas en el tiempo (10,15, 20... años), los fabricantes lo
saben y juegan con esta ventaja, de tal manera que cuando pasan estos años
el dígito que adjetiva a las plantas pasa a ser otro. En definitiva, una vez que
después de 10 años se comprobó que las primeras incineradoras eran
peligrosas y daban lugar a notables problemas de salud, los fabricantes
pasaron de llamarlas de primera generación a segunda. Sólo con aumentar
dígitos y poner o mejorar una serie de filtros, se aseguran que los estudios
médicos y la alarma social que ellos podrían dar pasen a estar relegadas ante
este simple juego de números. Otra de las cuestiones básicas con las que se
cuenta es la dificultad de mostrar una correlación directa entre la instalación de
una planta de incineración y la aparición de problemas de salud. La mayor
parte de las veces estas centrales de incineración se encuentran en ámbitos
densamente poblados, urbanizados e industrializados y los focos de
contaminantes se distribuyen entre diferentes empresas (siderometalurgias,
72
centrales térmicas, papeleras, transporte, utilización de energías fósiles para
calefacción, etc.). Con ello, incluso judicialmente es muy difícil relacionar la
aparición de unos determinados focos epidémicos con un solo foco de emisión.
No obstante, especialmente alarmante es el caso de Andorra la Vella
donde pese a no contar con industrias contaminantes sí lo hace con una
incineradora obsoleta que ha hecho aumentar los casos de cancer y otras
enfermedades de forma exponencial en los últimos años.
Se sabe, y es posible que a ello se haya acogido el equipo redactor, que
en una combustión que supere los 800º C, la mayor parte de los
organoclorados, entre los que se encuentran las dioxinas, desaparecen o son
destruidos. Lógicamente, si las plantas incineradoras que se quieren ubicar en
Gipuzkoa pueden alcanzar dichas temperaturas, pueden, a su vez, acabar con
este problema y por ello el cómputo en el balance de las dioxinas sale
favorable a las plantas de incineración. También es posible que se analice el
contenido medio de dioxinas de las basuras y cómo no se hacen análisis de las
cenizas y escorias, lógicamente sólo puedan ser computadas aquéllas que
quedan en los filtros o son expulsadas a la atmósfera. No obstante y como
estábamos apuntando anteriormente, lo que no se cuenta es la segunda parte
de la historia. Estos gases a altas temperaturas cercanas a los 1.500º C. no
pueden ser aprovechados energéticamente a no ser que sean enfriados en un
periodo de tiempo algo dilatado y que, en estos procesos, se vuelven a dar
combinaciones químicas y, como no; la reaparición y recombinación de las
dioxinas. Con ello, si en la primera parte del proceso se destruían X en la
segunda parte se vuelven a recombinar y aparecer X. Por otra parte, hay que
tener en cuenta que todos aquellos compuestos químicos no enviados a la
atmósfera, en el mejor de los casos, quedaran retenidos en los filtros. Sin
embargo, en ningún lugar del PIGRUG aparece una estimación de cantidades y
ninguna autoridad ha podido especificar donde van a ser depositados dichos
filtros fuertemente contaminados.
También nos gustaría recoger las imprecisiones que el PIGRUG muestra
con respecto a la emisión de aquellos gases que pueden dar lugar al
incremento del calentamiento global abordado en diferentes cumbres entre las
que cabe destacar la de Rio y la de Kyoto. En cualquier caso, lo cierto es que


una planta de estas características va a emitir una gran cantidad de CO2 y

otros gases que van a seguir aumentando el riesgo de calentamiento global.
Seríamos unos inconscientes si afirmáramos que van a suponer una emisión
decisiva para aumentar este proceso. Eso no es cierto pero sí lo es que
suponga otra actividad más que incremente los vertidos de estos gases a la
atmósfera. No sabemos si achacar una de las perlas existentes dentro del


PIGRUG sobre la emisión de CO2 al desconocimiento absoluto de sus autores

sobre los ciclos naturales del carbono o a una fuerte necesidad, una vez más,
de justificar lo injustificable. Se afirma dentro del PIGRUG que incinerar no es
sino acelerar el ciclo natural del carbono que hubiera provocado esa oxidación
de todos modos, devolviendo a la atmósfera carbono que había sido fijado
recientemente por las plantas. Para que el lector pueda hacerse una idea de lo
que supone esta afirmación podríamos hacer un paralelismo con la quema de
combustibles fósiles acelerada que estamos haciendo ya hace tres siglos pero
que en los últimos 75 años se ha acelerado notablemente con la quema de los
73
derivados del petróleo, gas, etc. Claro, la quema de estos combustibles es lo
que está haciendo que se incrementen las emisiones, entre otros de los óxidos
de carbono. Es posiblemente este factor el que más esté ayudando en el
calentamiento global. Los redactores del plan dirían algo así como; “total, si en
algún momento ese carbono debería aflorar a la atmósfera, que más da si es
de forma acelerada como lo estamos haciendo”. La realidad obliga a afirmar
que lógicamente la incineración acelera un proceso que, por otra parte, no
tendría por qué darse. Muchos de los materiales que van a ser quemados
podrían gozar de procesos de reutilización o reciclaje y seguir sin aparecer
como emisiones atmosféricas. Pero la mayoría de nuestros residuos; la materia
orgánica, podría ser compostada con lo que el carbono seguiría estando
cautivo y pasaría, tras el proceso de compostaje y su introducción dentro de la
capa edáfica, a poder ir siendo asimilado poco a poco por las plantas y, por
tanto, poder llegar a equilibrar la composición atmosférica. Recordemos que las
plantas recogen una gran cantidad de carbono inorgánico de la atmósfera y
orgánico, del suelo y a través de sus procesos de respiración incrementan la
cantidad de oxigeno en la atmósfera.
Por último, es importante poner en cuarentena también lo que respecta a
las cuestiones económicas. El plan adopta la incineración como un método
sostenible económicamente, sin embargo son muchas las dudas que quedan
cuando se leen detenidamente las justificaciones a esta aseveración. En primer
lugar, aunque el PIGRUG se decanta preferentemente por la construcción de
una sola incineradora para todo el territorio, lo cierto es que, a día de hoy
existen dos proyectos perfectamente diferenciados. Ello va a dar lugar a que se
dupliquen no sólo los gastos en adecuación del terreno, ampliación y
generación de las infraestructuras de transporte, stockaje, etc. sino que el
mantenimiento de la planta, anualmente, también va a suponer unos amplios
gastos al contribuyente. Aunque posteriormente se analizarán más
detenidamente estos aspectos económicos, a grandes rasgos el presente Plan
Director quiere demostrar que con esas cantidades de dinero se podría dar
lugar a un modelo mucho más respetuoso con el medio ambiente y la salud,
basado en tres principios básicos; el primero el de proximidad: es preferible
reducir y tratar las basuras lo más cerca posible de su origen, el segundo; el
que respecta a la educación, sensibilización, concienciación de la ciudadanía:
se ha demostrado fehacientemente que cualquier inversión en estos aspectos
revierte unos resultados positivos con creces, y el tercero; el de la aplicación
del que contamina paga. En definitiva, la implantación de dos plantas de
incineración va a suponer la falta de necesidad de generar estas corrientes
educativas y esta obligación de adecuarnos realmente a una mayor
sostenibilidad y un modelo más adecuado para el mantenimiento del medio
ambiente y de nuestra propia especie. Estas tareas se van a ir aplazando hacía
el futuro pero llegará un momento en que tengan que realizarse. Es decir, lo
único que estamos haciendo es aplazar esta partida presupuestaria que va a
tenerse que emplear en algún momento. Si esto ocurre así necesitaremos dos
partidas presupuestarias y duplicar esfuerzos, en una primera fase para
construir estas dos plantas incineradoras y, a futuro, cuando se vea que no es
la panacea ni la solución menos mala, abordar la ya mencionada campaña de
información, sensibilización y educación.
74
Por otra parte, y por terminar con estos aspectos económicos y este
mismo epígrafe, queremos llamar la atención por lo ficticio de los presupuestos
de estos y otros proyectos. En todos ellos se muestra un especial
desconocimiento de los procesos naturales que dan lugar a que nuestra misma
especie exista dentro de este planeta. Nuestra huella ecológica es más elevada
de lo que nos corresponde, concretamente a nivel del País Vasco y, a día de
hoy, necesitaríamos otros dos territorios como el nuestro para mantener
nuestro nivel de vida (fuente: Gobierno Vasco). Al hacer los pertinentes
presupuestos nadie repara en una partida clave y esencial; el impacto real
sobre el Medio Ambiente. En lo que respecta a la Incineración, no se cuantifica,
ni mucho menos, los diferentes precios que se van a tener que pagar a nivel
medioambiental. En primer lugar y atendiendo a las investigaciones médicas
publicadas; van a existir brotes de ciertas enfermedades que, además del coste
en vidas o para los afectados y familiares en esfuerzo y penalidades, se van a
traducir en un mayor uso de los recursos sanitarios. Pero esto no se contempla.
Como tampoco se hace la cantidad de energía que va a tener que
malemplearse en el proceso de incineración. Lo peor que puede hacerse con el
plástico u otros materiales (papel, madera...) es quemarlos puesto que antes de
su aprovechamiento energético se debe pensar en su aprovechamiento
material. Si son ciertas las predicciones de ciertos organismos internacionales,
las reservas de petróleo pueden estar limitadas ya a menos de 100 años. Esto
debería condicionar todas las empresas e industrias derivadas de este material.
En definitiva, el negocio del plástico se basa en el petróleo y, por lo tanto,
puede tener sus días contados con lo que hay que ser más cuidadosos y evitar
que todos los envases sean destruidos y puedan ser evitados, reutilizados o
reciclados, por este orden.
En este sentido, un informe del Ministerio de Fomento, dentro de unas
jornadas sobre residuos celebradas en Madrid en el 2000 advierte que el
reciclaje de las basuras en vez de su incineración darían lugar a un ahorro
energético 3,9 veces superior. ¿Por qué no se consideran estas partidas dentro
de los presupuestos proincineradores? ¿merece la pena o no hacer mayores
esfuerzos en el campo del reciclaje cuando, a día de hoy existe tecnología
suficiente para reciclar, en el amplio sentido, hasta un 90% de nuestros
residuos?.
En definitiva, consideramos como se demuestra de forma razonada, que
el PIGRUG muestra un mayor número de sombras que de luces y este notable
desequilibrio da lugar a desestimarlo no sólo formalmente, sino en lo que
respecta a los aspectos de fondo y preferentemente, todas las cuestiones de
base y principios de partida, con lo cual se plantea la redacción de este Plan
Director.
75

1.3. JUSTIFICACIÓN DEL PLAN DIRECTOR DE GESTIÓN DE RESIDUOS
DE GIPUZKOA

El presente plan director pretende configurarse como un documento
alternativo al PIGRUG. Este último se ha quedado obsoleto y ha dado lugar a
una gran contestación social. Junto a ello, también se observa la falta de rigor
en los datos y el tratamiento de los mismos, a partir de un análisis más o
menos sucinto y a publicaciones como la de Alfonso del Val. Por todo ello el
objetivo principal del equipo multidisciplinar de profesionales (arquitectos,
ingenieros, médicos, geógrafos, biólogos, químicos, veterinarios, sociólogos,
economistas y demás técnicos) es desarrollar una programación en
consonancia con los requerimientos de la sociedad guipuzcoana, de lo que
obligan y normativizan los diferentes códigos legales que sobre esta materia
cuentan con algún tipo de competencia, así como un programa
verdaderamente sostenible que, haciendo honor al término, en su sentido
estricto, opte por aquellos métodos que el ciudadano sí interpreta como
sostenibles (reducción, reutilización, reciclaje, compostaje, biometanización,
etc.)
La lucha de la sociedad contra un plan, el PIGRUG, que preconiza los
principios de la sostenibilidad pero, como solución finalista con el tratamiento
de más del 60% de los residuos, apuesta por la incineración y quiere ubicar las
plantas sin cumplir los mínimos requisitos legales para una implantación de
este tipo, hace que una serie de profesionales desarrollemos este plan director
de forma independiente y no remunerada. La iniciativa y su desarrollo responde
al interés no crematístico de desarrollar un documento de trabajo y reflexión
que se acerque a una recogida y tratamiento de los residuos realmente
sostenible.
Por encima de un mero decálogo o programa de directrices, el presente
se quiere internar en los requerimientos legales, los diferentes métodos para el
tratamiento de los residuos, así como una información no sesgada que permita
obtener un análisis riguroso de cara a estudiar todas las alternativas posibles
en torno a la recogida y el tratamiento de los residuos.
El otro gran pilar de la sostenibilidad viene de la mano de la participación
de la sociedad dentro de los procesos de decisión a diferentes escalas. Esto se
enmarca, a través de ciertos compromisos adquiridos en la Cumbre de la Tierra
de Río de Janeiro (1992), en el desarrollo de las Agendas locales 21. Pero
también hay que hacer referencia a la situación política actual. Mientras que los
mismos partidos que defienden la “madurez” de la sociedad vasca para decidir
en plebiscito universal el modelo político-administrativo bajo el cual quieren
vivir, no parece demasiado adecuado que tachen de aberración de la
democracia los intentos de generación de otro plebiscito universal, esta vez
dirigido hacia el modelo de gestión de los propios residuos. No parece carente
de hipocresía aspirar a un autogobierno cuando la decisión vaya a su favor y
no dejar desarrollar otro tipo de intervenciones sociales cuando no responda a
sus intereses particulares.
76
Atendiendo a esta cuestión previa y como resultado de la imposición del
PIGRUG, la sociedad guipuzcoana presenta esta alternativa. Por realizar una
comparativa deberíamos dirigirnos hacia los hechos que ocurrieron en torno al
trazado de la autovía de Leitzaran (actual A15). Mientras el gobierno de la
Diputación daba su apoyo a un determinado proyecto con un trazado y unos
impactos evidentes, la sociedad guipuzcoana pensaba mayoritariamente que el
precio ambiental a pagar por aquella infraestructura era demasiado elevado y
que dicho trazado no estaba enteramente justificado puesto que existían otras
alternativas. También en este caso, partiendo de una imposición flagrante y a
través de unos estudios sesgados y dirigidos de antemano, se ha querido optar
por un sistema poco afortunado si tenemos en cuenta los efectos sobre la salud
de la población provincial y su medio ambiente. También en este caso, el
presente plan se justifica en el intento de hacer reflexionar, tanto a la
ciudadanía como a la clase política y técnica mostrando otras alternativas.
Este plan, al igual que el PIGRUG, se justifica a través de los
requerimientos legales que, sobre la materia, emanan de diferentes fuentes
(Unión Europea, Estado, Comunidad Autónoma, Diputación...). En este sentido,
aunque posteriormente existirá un punto sobre cada uno de los códigos en
cuestión, sí es cierto que la Unión Europea, a través de su directiva sobre
residuos ha marcado la fecha de 2006 como el límite máximo para seguir
vertiendo residuos primarios sin tratar a vertedero. El residuo primario se
configura como aquel que no sufre ningún otro proceso y del contenedor de
acera, por transporte en camión, llega al vertedero donde es enterrado o
vertido. Estas prácticas se han demostrado como poco adecuadas por su
impacto y el derroche de energía y materia. Por ello, se persigue que lo único
que acabe en el vertedero sean, en todo caso, residuos secundarios, es decir,
todos aquellos que entre su deposición en el contenedor de acera por el
ciudadano hasta su posible vertido pase por algún tipo de sistema o método
donde la mayor parte sea reintroducido en los circuitos de producción y
consumo. Es decir, procesos de reciclado, en el amplio sentido de la palabra.
La necesidad de adecuarse a este marco normativo general es lo que ha hecho
que se deba terminar con un plan, el del 97, sin el debido desarrollo. En todo
caso, la urgencia le ha entrado a la administración foral en las últimas fechas
cuando, desde hace tiempo, se venían observando una serie de problemas
notables y no se ha hecho absolutamente nada. Nuestros niveles de reciclaje
son mínimos y el compostaje no llega ni a un uno por ciento en la actualidad.
La negligencia manifiesta de la Diputación y de las diferentes
mancomunidades de residuos ha hecho que, partiendo de la directiva sobre
residuos, se estime que la más cómoda de las soluciones sea la incineración.
Sin embargo, pensamos seriamente que se perdería una ocasión de lujo para
comenzar a realizar un verdadero y amplio trabajo de concienciación. Estos
procesos requieren su tiempo, un gran consenso social y no una precipitación
no casual dentro de los círculos de decisión. Como anteriormente se ha
comentado, la incineración no va a suponer sino retrasar 15 ó 20 años más el
abordar la verdadera raíz del problema. Los esfuerzos en educación y
aplicación del precepto de “quien contamina paga” que no se quieran hacer en
la actualidad se deberán hacer más adelante con un sobreesfuerzo humano y
económico. El poder político sufre ciertos temores ante medidas catalogadas
77
como antipopulares. El obligar o concienciar a la población a realizar un
esfuerzo necesita de una campaña de motivación adecuada donde se razonen
las acciones y se descubran los resultados de ese primer sobreesfuerzo.
La necesidad de verter lo mínimo viene pareja a todo un rosario de
resoluciones a diferentes niveles político-administrativos que determinan la
escala de valores en el entorno del tratamiento de los residuos. Ya se ha hecho
referencia a la misma pero se describe sucintamente:


Reducción (Prevención de residuos)
Reutilización (aprovechamiento de materiales con ahorro energético)
Reciclaje, Compostaje (Aprovechamiento de materiales con cierto gasto

energético)

Biometanización (Aprovechamiento energético de materias sin otro uso

aparente)

Vertido (Materiales realmente inertes)
Todas estas cuestiones per se justifican un trabajo tan serio y profundo

y, a la vez, tan esperanzador y constructivo.
Para terminar, debemos definir y desarrollar una recogida selectiva lo
más completa posible y que debería abarcar:


· Materia orgánica doméstica.
· Materia orgánica verde (residuos de poda. Jardinería, etc.).
· Papel y cartón de todos los tipos.
· Vidrio hueco (botellas).
· Otros vidrios (bombillas, fluorescentes, vidrio plano, etc.).
· Envases ligeros (plásticos, metales, briks, etc.).
· Residuos peligrosos del hogar.
· Residuos peligrosos de las diferentes actividades industriales.
· Madera tratada y sin tratar.
· Textiles en cualquier tipo de estado.
· Electrodomésticos de línea blanca (lavadoras, frigoríficos,

lavavajillas, hornos, hornos microondas, cocinas...).

· Electrodomésticos de línea gris (Módem, impresoras, escaners,

ordenadores, etc.).

· Electrodomésticos de línea marrón (Televisores, radios, cadenas

musicales, radiocasettes, etc.).

· Pilas.
· Toners recargables de impresora, fax, plotters, etc.
· Residuos de construcción y demolición.
· Suelos de obra (sustratos edáficos a verter por desmontes,

deslindes, etc.).

· Medicamentos.
· Metales de todo tipo que no sean envases ligeros.
· Voluminosos (colchones, sillones, armarios, etc.).
· Purines y residuos ganaderos.
· Plásticos no envases procedentes de actividades económicas.

78
Dicha recogida exhaustiva no pretende sólo centrase, como se observa,
en los residuos domésticos, sino que debe ir más allá y poner control sobre una
serie de sectores (industriales, productivos, comerciales, institucionales,
construcción) que hasta ahora no han contado con un control más estricto y
que deberían someterse a una mayor disciplina en beneficio de todos.

1.4. OBJETIVOS DEL PLAN DIRECTOR DE GESTIÓN DE RESIDUOS DE
GIPUZKOA

79
El presente Plan Director muestra una serie de objetivos jerarquizados
en tres diferentes niveles. En un primer nivel nos encontramos con la filosofía
del plan, en un segundo nivel con los objetivos generales y en un tercero con
los objetivos específicos y operativos. De esta manera, la lectura de todos ellos
nos llevará desde las cuestiones más generales a las más aplicadas y
específicas.


En lo que respecta a la Filosofía: se trata de redactar un documento

riguroso donde, a partir de un equipo multidisciplinar, se dé lugar a una buena
planificación y un método sostenible en torno a las basuras y residuos
generados en Gipuzkoa.


En cuanto al segundo nivel representado por los Objetivos Generales
del plan estos se organizan en los siguientes puntos:

4. Evitar, prevenir y reducir los residuos desde su origen.
5. Impulsar una gestión sostenible de los residuos.
6. Gestionar los residuos en el lugar más cercano a su origen.
7. Diseñar una infraestructura de recogida selectiva integral.
8. Fomentar los procesos de reutilización que aumenten la vida de los
objetos.
9. Fomentar la utilización de envases retornables en Gipuzkoa.
10. Fomentar los procesos e industrias destinadas al reciclaje de los
residuos.
11. Impulsar los procesos de compostaje dentro de la provincia.
12. Impulsar el proceso de biometanización como proceso mucho más
sostenible y eficiente, en términos de generación de energía que la
incineración. Dicho método debe suponer la solución a una parte
reducida de la fracción orgánica o a una medida puramente transicional.
13. Reducir al máximo el vertido de los residuos.
14. Ofrecer una información rigurosa y completa acerca del mundo de los
residuos y sus diferentes alternativas de tratamiento.
15. Mostrar transparencia con respecto a la sociedad guipuzcoana y sus
cargos políticos.
16. Realizar un análisis objetivo de los distintos métodos sostenibles de
tratamiento de basuras.
80
17. Impulsar la transparencia de precios en el ámbito de gestión de las
basuras.
18. Generar un clima positivo en relación a la sensibilización, educación y
generación de buenas prácticas en torno a la recogida selectiva, la
reutilización, el reciclaje, el compostaje, la biometanización, etc.
19. Impulsar la participación ciudadana, no sólo en la responsabilidad sobre
sus residuos, sino en la toma de decisiones necesaria para la buena
gestión de los mismos.
Una vez formulados los objetivos generales que pretende conseguir el
PDGRG, pasamos a explicar cada uno de ellos y a formular el siguiente
escalón de objetivos; el que se refiere a los específicos y operativos.

1. Evitar, prevenir y reducir los residuos desde su origen.

El primero de los objetivos generales se refiere a reducir y evitar la
mayor cantidad posible de residuos en origen. Ello debería perseguir objetivos
específicos y operativos tan importantes como:


· Llegar a compromisos con los fabricantes para disminuir la

cantidad de embalajes que rodean al producto que se trata de
vender.


· Fomentar acuerdos con grandes superficies para que presionen

sobre los fabricantes y, a su vez, también ellos eviten la
generación de una mayor cantidad de residuos,
fundamentalmente a base de bolsas de plástico.


· Fomentar acuerdos con el resto de comerciantes y empresas que

vayan en esta línea de reducción.

· Sensibilizar y educar a la población sobre la necesidad de

consumir aquellos productos que mejor “calidad ambiental”
presenten. De esta manera se deben promocionar los productos
que empleen un menor número de envoltorios y aquellos que
utilicen materiales fácilmente reutilizables o reciclables


· Fomentar los recipientes que mejor calidad muestren para su

reutilización, compostaje, biometanización o reciclaje
Este principio viene a coincidir con lo que se propugna desde
instituciones tan prestigiosas como las Naciones Unidas y la propia Unión
Europea. Se trata de invertir la tendencia actual de crecimiento de la
generación de residuos e invertirla en base a los anteriores objetivos. Somos
conscientes, de todas formas, de que en el ámbito local y comarcal en el que
nos movemos existen parámetros difícilmente mejorables, pero también
creemos que es necesario hacer un primer esfuerzo dentro de otros
perfectamente abarcables y que estas experiencias vayan calando a escalas
superiores.
También existen foros de discusión y formas de presión para que los
escalones administrativos, legislativos y jurídicos en los que residen las
81
competencias sobre envases tomen cartas en el asunto y se tienda a mejorar la
política existente a día de hoy.

2. Impulsar una gestión sostenible de los residuos.

Una vez que se han hecho esfuerzos en el campo de la reducción,
minimización, etc. es necesario continuar con un plan de recogida y tratamiento
que pueda tildarse verdaderamente de sostenible. Habría que recordar que la
sostenibilidad se basa en dos principios fundamentales. Por un lado que dicha
metodología sea respetuosa con el medio ambiente y, por otra, que impulse
activamente la participación ciudadana de cara a la toma de decisiones y
conciencia en materia de residuos. De otra manera se corre el riesgo de tender
a generar un concepto vacío o carente de sentido como ocurrió con el epíteto
“ecológico” en los años 90. De hecho, desde la tecnocracia se intenta adjetivar
cualquier decisión como de sostenible cuando, en la mayor cantidad de casos,
no lo es. Esta sostenibilidad requiere de una serie de objetivos específicos y
operativos que a continuación se enuncian:


· Reducir el consumo de materiales y energía impulsando procesos

de reutilización, reciclaje, compostaje y biometanización.

· Desligar los parámetros consumo con riqueza. Un mayor

consumo no debe suponer un mayor grado de riqueza o bienestar
sino todo lo contrario.


· Eliminar aquellos materiales que sean difícilmente reciclables,

reutilizables, compostables o biometanizables. Por ejemplo; el
PVC.


· Eliminar o reducir al máximo aquellos procesos de producción

que sean difícilmente sostenibles por el derroche de materiales o
energía.


· Generar una menor cantidad de residuos y que éstos, además,

sean aprovechables al 100%.
Todos estos objetivos se encuentran también en documentos como Las
agendas locales 21 impulsadas por la Conferencia de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible (1992) y el V y VI Programa
de acción en materia de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Unión
Europea.
Como se observará dentro del punto 2 de este mismo plan, todos estos
códigos, compromisos, pactos y documentos normativos priorizan una cascada
o disposición jerárquica que pasa por:


· La prevención.
· La reutilización de los materiales.
· El reciclaje de los materiales.
· El compostaje de la materia orgánica.
· El aprovechamiento de la energía de los residuos a través de los

métodos que mayor eficiencia energética muestren:
Biometanización.
82


· Por último, la eliminación de los residuos (en este sentido se

equipara la incineración sin aprovechamiento energético y el
vertido). La incineración con aprovechamiento energético, sin
embargo, aparece en un escalón algo superior pero siempre por
debajo de la biometanización puesto que el aprovechamiento
energético muestra una muy menor eficiencia y encima se da
lugar a unos residuos tóxicos y peligrosos. En cualquier caso
además se piensa en una incineración con aprovechamiento en
forma de agua caliente y calefacción.

3. Gestionar los residuos en el lugar más cercano a su origen.

Este objetivo es prioritario. Cabe reseñar ejemplos como el de Austria.
En menos de 8 años ha conseguido, con un esfuerzo sincero en educación y
sensibilización, gestionar los residuos orgánicos en un 80% dentro de la propia
unidad familiar que los generó. Es decir, se trata de que el ciudadano se
encuentre, lo más cercano posible al tratamiento de sus basuras. Este objetivo
cumple otros no menos importantes. De esta manera, la ciudadanía no se
desprende de su bolsa de basura con total despreocupación, sino que, al tener
el tratamiento cerca; observa y experimenta las dificultades de este campo. Por
otra parte, que la basura pueda ser gestionada nada más producirse, sobre
todo la orgánica putrescible, a través de modestísimos compostadores más o
menos domésticos, evita un sobreesfuerzo y gasto en energía (transporte) y
además la contaminación y polución directa e indirecta. El transportar las
basuras de un lado a otro colabora con la sobreutilización de medios de
transporte, la contaminación por emisiones de gases derivados de este
transporte y los problemas de gases, olores, caída de lixiviados a la carretera
desde los camiones, necesidad de generar estaciones intermedias de
transferencia, ahorro monetario y evitación de tráfico y ruidos. Este gran
objetivo puede concretarse en unos cuantos operativos:


· Impulsar el tratamiento de la fracción orgánica compostable lo

más cercana posible a los núcleos de generación. Se calcula que
podría hacerse frente al 60% de la ROP (Residuos Orgánicos
Putrescibles).


· Subvencionar la adquisición de compostadores domésticos en

aquellas zonas de hábitat disperso y de baja densidad.

· Fomentar la creación de espacios de ocio con huertos familiares y

ecológicos y pactos con familias para el depósito de sus ROP de
cara a la generación de compost y vermicompost.


· Habilitar a los ayuntamientos como entidades que puedan

procesar y hacerse cargo de la mayor cantidad posible de
basuras.


· Adecuar espacios comunes a nivel de todos los ayuntamientos

donde puedan instalarse pequeñas plantas de tratamiento
mecánico-biológico.


· Subvencionar ayudas de autogestión de basuras a las empresas

por municipios.
83
De hecho, a día de hoy las competencias en materia de recogida y
tratamiento de los residuos se encuentran en manos de los diferentes
ayuntamientos o municipios. Lo que ha ocurrido es que éstos se han
mancomunado y, muchas veces, estas mancomunidades han apartado del
ciudadano estos procesos pero no han arreglado los problemas de base. Al
respecto, es lógico (y por algo se encuentran en manos de los ayuntamientos
estas competencias) pensar que la vuelta hacia una mayor cercanía del
tratamiento no sólo ayudará a concienciar sobremanera a la población, sino
que se reducirán los gastos de transporte y el resto de molestias asociadas a la
ubicación de una o dos grandes infraestructuras para su tratamiento. Por otra
parte, bajo esta premisa se cumple otro de los grandes principios para la
sostenibilidad; el de autosuficiencia. Que cada territorio sea capaz de gestionar
sus basuras da lugar a una equiparación de los gravámenes que venían
ocurriendo con la instalación de grandes plantas o vertederos en un solo punto.
Todos los núcleos urbanos contarán, de esta forma, con las mismas cargas y, a
la vez, las mismas ventajas.

4. Diseñar una infraestructura de recogida selectiva integral.

Con este objetivo se quiere poner de manifiesto la idea de que ningún
tratamiento y método de eliminación de las basuras será verdaderamente
sostenible si no se hace un esfuerzo en este pilar básico; el desarrollo de todo
tipo de recogidas selectivas. A día de hoy no existe una recogida selectiva de
una gran cantidad de materiales que pasan a engrosar las partidas a verter con
lo que se acrecientan los problemas de llenado de los vasos de los vertederos.
Es de todo punto imprescindible instalar en toda la provincia el quinto
contenedor de recogida selectiva de materia orgánica o cualquier otro sistema
de recogida que se estime como adecuado pero que resuelva la separación de
la fracción orgánica putrescible. Territorios como Barcelona, Burgos, Valladolid,
Salamanca, Ávila, Ciudad Real, Córdoba, etc. cuentan con un éxito notable en
este ámbito. Esta recogida selectiva evita la contaminación de otros materiales,
problemas de salubridad y, como no, se convierte en una potencialidad a modo
de compost y biogas.
Además de esta cuestión es necesario completar el resto de recogidas
selectivas dentro del mundo rural de Gipuzkoa. No es de recibo que la
ciudadanía inserta en el mundo rural no cuente con las ventajas con las que
cuentan los urbanitas. A día de hoy en los medios rurales existe, por parte de la
administración, Diputación, ayuntamientos y mancomunidades una dejación y
negligencia que pasa por fomentar la recogida de toda la basura en un solo
contenedor.
Por otra parte, se deben completar las recogidas selectivas de otros
materiales como pinturas, barnices, pilas, cartuchos de impresión, mobiliario,
bombillas, fluorescentes, etc. con la instalación de garbigunes donde se
puedan recepcionar todas estas materias y no se dependa de la asistencia,
como mucho, de una furgoneta o camión una vez al mes.
Para conseguir esto se plantean los siguientes objetivos:
84
a. Sensibilizar, concienciar y educar a la población sobre la
conveniencia de la recogida selectiva con campañas intensivas,
prolongadas en el tiempo y por diferentes medios.
b. Priorizar y subvencionar aquellas iniciativas que profundicen en
las recogidas selectivas de todos los materiales posibles.
c. Cargar con tasas más elevadas a aquellos núcleos, empresas o
ciudadanos particulares que realizan un menor esfuerzo en el
ámbito de la separación de los residuos.
d. Aplicar el principio fundamental del que contamina paga.
e. Mejorar el diseño de los contenedores urbanos para que la
proliferación de contenedores no sea un problema: soterramiento,
eliminación, recogidas alternativas...
f. Mejorar el diseño de los contenedores domésticos para que no se
cree un problema de necesitar excesivo espacio.
g. Instalar el contenedor de recogida de materia orgánica en todos
los núcleos de Gipuzkoa o instaurar cualquier otro método que
aborde la FOP.
h. Completar los puntos de recogida de residuos en el ámbito rural
con la colocación de los contenedores de vidrio, papel y cartón y
recipientes de plástico, metal, tetrabricks, etc.
i. Generar nuevos garbigunes o puntos de recogida donde se
complete la demanda de contenedores para el resto de
materiales.
j. Promover la creación de cuadrillas a nivel municipal que se
encarguen de la recogida puerta a puerta.
k. En el caso de que no se pueda realizar el puerta a puerta
desarrollar otros métodos como los contenedores con tarjetas,
bolsas numeradas, etc.
Este objetivo viene a reforzar uno de los principios fundamentales de la
Estrategia Comunitaria de 1990 y la de 1996 sobre la minimización de los
vertidos, tendiendo siempre a la meta del objetivo de vertido 0. Cualquier
partida económica que se dedique a una buena sensibilización de la población
debe ser considerada como una inversión puesto que va a cumplir diferentes
funciones:
l. Reducirá al máximo problemas como la colmatación de los
vertederos, los lixiviados, malos olores, explosiones fortuitas en
los lugares donde a día de hoy se está enterando la materia
orgánica, etc.
m. Supondrá un amplio beneficio en ahorro de materiales.
n. Supondrá un amplio ahorro en gastos energéticos.

5. Fomentar los procesos de reutilización que aumenten la vida de los
objetos.

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Este objetivo se configura como otro de los pilares de la sostenibilidad y
del futuro en cuestión de residuos. Mientras a día de hoy se está tendiendo a
un exacerbado gasto porque la vida de los materiales continentes se ha
acortado hasta prácticamente desaparecer los procesos de reutilización, la idea
es volver a antiguas y saludables prácticas. En este sentido, cobra especial
relevancia la utilización del vidrio, fácilmente reutilizable a través de simples
procesos de limpia, como se ha venido haciendo, hasta la fecha, con la sidra.
Por ello, se debe primar la utilización del vidrio y gravar económicamente otros
materiales menos adecuados como los briks. También la venta a granel debe
recuperar la importancia que hasta hace muy pocos años detentaba.
Es importante impulsar otras vías. De esta manera, son interesantes las
experiencias de Traperos de Emaús, Remar y tiendas de ropa usada. En este
sentido, todos estos proyectos ahondan en alargar más la vida de los
productos. También debe existir una presión hacia los fabricantes y a diferentes
niveles. Desde la escala local con el cobro de los cánones municipales, hasta
la ley de envases y el Gobierno Central, sin olvidar la escala intermedia que
suponen las diputaciones y el Gobierno Autonómico. Para la consecución de
este gran objetivo general hace faltar proponer los siguientes específicos y
operativos:
o. Incentivar la utilización de continentes y materiales que puedan
disfrutar de una vida mucho más larga.
p. Incentivar la utilización de continentes y materiales que puedan
disfrutar de varios ciclos de utilización.
q. Fomentar la publicidad de aquellas empresas productoras que
apuesten por la reutilización de sus materiales.
r. Fomentar la venta a granel de diferentes materias; vino, cerveza,
aceite, leche, sidra, y un largo etc.
s. En el caso en que no se pueda utilizar el granel impulsar la
reutilización de los continentes a través del reembolso de sumas
de dinero por su devolución.
t. Incentivar económicamente a aquellos ciudadanos que opten por
los materiales reutilizables y de larga duración.
u. Incentivar económicamente a aquellos ciudadanos que opten por
los consumos a granel.
v. Gravar económicamente tanto a los productores como los
productos y consumidores que están utilizando materias no
reutilizables o de corta duración (1 sólo uso).
w. Ayudar o impulsar proyectos de reutilización de materiales y
bienes de consumo de 2ª mano.
x. Impulsar la celebración de mercados de rastro (ejemplo el
realizado en Ahetze –Lapurdi- todos los terceros domingos de
cada mes) . Promover la creación de tiendas de ropa de 2ª mano.
y. Promover la creación de otras tiendas con otros bienes de
consumo de segunda mano.
z. Informar sobre la posibilidad de reutilizar materiales que son
viables sin saberlo la población (ejemplo horarios de trenes de un
año para otro).
86
Todos estos objetivos vienen a coincidir con varios principios
internacionales de relevancia. Así, se habla de procesos de reutilización dentro
del V y el VI Programas de acción en materia de Medio Ambiente y Desarrollo
Sostenible, así como las estrategias comunitarias para la reducción de
residuos, la directiva 94/62/CE, la ley de envases nacional, etc.
La ventaja de la reutilización con respecto al reciclaje es que existe un
fundamental ahorro energético puesto que los materiales, como mucho, se
deben lavar o desinfectar.

6. Fomentar la utilización de envases retornables en Gipuzkoa.

Muy relacionado con el anterior gran objetivo, el presente trata de
ahondar en la necesidad de emplear envases retornables que ahorren
materiales y energía al proceso productivo y que, además, ahonden en el
ahorro en residuos. Cabe destacar la política llevada hasta ahora en el ámbito
de la sidra y que, por cuestiones puramente recaudadoras, la Diputación va a
extinguir por la fuerza. Existen elementos que pueden comercializarse a través
de materiales retornables, fundamentalmente el vidrio y que pueden contener
desde cualquier tipo de líquido hasta cualquier tipo de conserva, etc.
Este objetivo cumpliría los principios mencionados dentro del epígrafe
anterior.

7. Fomentar los procesos e industrias destinadas al reciclaje de los
residuos.

Una vez que se han agotado las vías anteriores de minimización, óptima
y exhaustiva recogida selectiva y fomento de los procesos y productos
reutilizables, se deben acrecentar aquellas líneas relacionadas con el reciclaje.
El que Gipuzkoa se convierta en un magnífico ejemplo de buena gestión y
tratamiento sostenible de los residuos puede funcionar como polo de atracción
de iniciativas privadas y públicas que ahonden en esta dinámica a través del
establecimiento de empresas y tecnologías que profundicen dentro de estos
procesos de reciclaje. Por ello es necesario que este gran objetivo aparezca
deslindado en los siguientes subobjetivos:
aa. Fomentar los procesos sencillos y domésticos de reciclaje. Por
ejemplo la fabricación de jabón.
bb. Impulsar las experiencias pioneras y novedosas en el campo del
reciclaje.
cc. Generar becas de investigación y desarrollo de programas de I+D
que persigan la generación de nuevas tecnologías de reciclaje.
dd. Crear un espacio (polígono o parque tecnológico de la
sostenibilidad) que sea empleado como reclamo para la ubicación
de empresas punteras en el reciclaje de materiales.
ee. Negociar ayudas a la implantación de empresas que estén
contrastadas y ampliamente tecnificadas en el campo del
reciclaje.
87
ff. Generar planes a medida para las diferentes empresas que les
obligue a contratar los servicios de un gestor de reciclaje de
materiales y carguen con los gastos derivados de sus residuos
(Responsabilidad del fabricante).
Todas estas políticas vienen a recoger lo que se dice dentro del V y el VI
Programas de acción en materia de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible,
así como las estrategias comunitarias para la reducción de residuos, la
directiva 94/62/CE, la ley de envases nacional, etc. Además es importante
reseñar lo que afirma el Comité de las Regiones de la Unión Europea en su
Dictamen sobre la revisión de la estrategia comunitaria para la generación de
residuos: viene a resumirse en la necesidad perentoria de priorizar los
procesos de aprovechamiento de los materiales por encima de su
aprovechamiento energético. La razón es clara, a través del primero los costes
son menores y el ahorro de materia y energía es notable, mientras que para el
segundo, si atendemos por tal a la incineración, además de realizar el peor de
los aprovechamientos energéticos por cuestiones de entropía energética; la
energía calorífica, destruimos materia y obtenemos a cambio muy poca
energía, sin olvidar los impactos innegables que sobre la salud y el medio
ambiente muestra este método citado.

8. Impulsar los procesos de compostaje dentro de la provincia.

Una vez que se haya puesto en marcha una óptima recogida selectiva
de la materia orgánica putrescible, no hay excusa para no sacar beneficios de
esta cuestión. Dicho beneficio debe entenderse como la evitación de los ya
mencionados problemas (numerosos) y la aparición de una potencialidad como
es el compost. De esta forma del casi 0% que sufrimos ahora se podría llegar
fácilmente a un 40-60% del tratamiento de la materia orgánica (o bien por
compostaje o bien por biometanización) en un horizonte temporal de no más de
4 años.
El compostaje viene recogido dentro de las diferentes estrategias de los
diferentes entes internacionales (ONU, FAO, Unión Europea, etc.) como una de
las líneas a impulsar, al mismo nivel que el reciclaje (no olvidemos que se trata
de reciclar la materia orgánica en beneficio fundamentalmente de la mejora de
los suelos y la producción agropecuaria) y como uno de los vectores del
tratamiento de los residuos que mayores desarrollos está disfrutando en los
últimos años. Para el impulso de este gran principio se contemplan los
siguientes objetivos aplicados:
gg. Incentivar a base de exenciones fiscales o ayudas económicas la
instalación de procesos de compostaje a nivel particular,
empresarial, municipal, comarcal, etc.
hh. Ofrecer una información veraz hacia el ciudadano acerca de las
potencialidades del compost.
ii. Impulsar el innegable mercado del compost.
jj. Fomentar la utilización del compost dentro de las diferentes
empresas de jardinería.
88
kk. Fomentar la utilización del compost correctamente en ámbitos
domésticos (huertas de ocio, huertas ecológicas, jardines...)
ll. Fomentar la utilización del compost dentro de explotaciones
agrarias.
mm. Fomentar la utilización del compost en explotaciones
forestales (obligar a recibir la subvención a la reforestación bajo la
utilización de compost en vez de abonos inorgánicos).
nn. Impulsar y subvencionar la creación y funcionamiento de
empresas que generen y comercialicen sustratos y turbas.
oo. Ubicar plantas industriales de compost dentro de cada término
municipal y generar un negocio en torno a esta sustancia.
pp. Mejorar las áreas deforestadas, quemadas o impactadas a través
de la inyección de sustratos con compost.
qq. Subvencionar la utilización de sustratos con compost en aquellos
taludes y suelos donde haya existido un fuerte impacto antrópico.
rr. Generar un label específico para aquellos huertos con producción
ecológica basada en el compost.
ss. Subvencionar los proyectos y experiencias de compostaje dentro
de las explotaciones agroganaderas.
tt. Llegar a compromisos y acuerdos entre los grandes productores
de materia orgánica y las explotaciones ganaderas.
Estos últimos puntos ahondan en una realidad sangrante cual es la
necesidad que tienen las explotaciones ganaderas de cambiar las técnicas de
abonado. Métodos como la extensión de los purines semilíquidos están dando,
con cierta asiduidad, problemas de contaminaciones microbiológicas de suelos
y procesos de eutrofización de arroyos, ríos y acuíferos. Por otra parte, los
purines son ricos en nitrógeno pero cuentan con la necesidad de materiales
ricos en carbono para mejorar la mezcla que compostar. Estas mezclas se
deberían hacer con materiales también orgánicos de grandes productores
incluso de ámbitos urbanos residenciales. Con ello se evitan varios problemas
y se da lugar a un buen compost y una potencialidad económica clara. También
en el ámbito de la biometanización estos residuos pueden ser mezclados con
los urbanos y generar un mejor aprovechamiento energético.

9. Impulsar el proceso de biometanización como proceso mucho más
sostenible y eficiente, en términos de generación de energía que la
incineración.

Los procesos de biometanización son aquellos que aprovechan la
materia orgánica de dos formas diferentes. A través de una digestión
anaeróbica, esta materia putrescible es procesada por cepas bacterianas
anaeróbicas y generan, después de la fermentación y como producto de
desecho, biogas; fundamentalmente metano. Éste puede posteriormente
quemarse y dar lugar a una energía eléctrica verde o ecológica. Pero, una vez
89
obtenido este biogas puede seguirse sometiendo a esta materia orgánica a una
serie de fermentaciones aeróbicas, en este caso en presencia de oxigeno, que
da lugar a la posibilidad de contar con un compost de magnífica calidad.
La condición es realizar una buena recogida de la materia orgánica, una
vez más.
Como se indicó antes con el compost, el secreto radica en instalar
plantas relativamente sencillas que no deben afrontar grandes costos de
inversión en cada uno de los municipios. Las plantas de compost y
biometanización deben estar próximas entre sí. Con ello también se genera
una confianza mayor del ciudadano hacia estas infraestructuras. De echo, las
pequeñas instalaciones son mucho más seguras, mejor vistas y toleradas
puesto que dan menos problemas, presentan las mismas potencialidades,
pueden correr fácilmente a cargo del ayuntamiento (inversión y mantenimiento)
y al contar todos los municipios con una se establece un principio de equidad e
igualdad. Si los gastos se consideran demasiado elevados también se pueden
poner en marcha estudios económicos e instalar diferentes plantas teniendo en
cuenta las diferentes mancomunidades.
Los objetivos específicos y operativos que se plantean son los
siguientes:
uu. Ubicar una planta de biometanización adyacente a la de
compostaje en cada ayuntamiento. Si esto se considera no viable
establecer plantas de biometanización por mancomunidades.
vv. Evaluar la pureza de la recogida selectiva de la MOP (materia
orgánica putrescible) para evitar introducir dentro del compost
(una vez biometanizado el residuo), importantes cantidades de
impurezas (fundamentalmente plásticos).
ww. Establecer acuerdos de comercialización del biogas con las
empresas eléctricas que están obligadas a comprar el kilovatio
bajo las tarifas de energía verde.
xx. Hacer notorios los beneficios de este aprovechamiento energético
a través de la utilización de esta energía en servicios comunes
como alumbrado.
yy. Restar gravámenes sobre la recogida de los residuos en la
medida en que la participación ciudadana sea mejor y ello de
lugar a mejores rendimientos en energía y compost.
En definitiva, tanto este como el anterior objetivo pueden ir íntimamente
ligados y producir evidentes beneficios a la vez que ahorrar importantes
problemas anteriormente reseñados. Con ello se da lugar al cumplimiento de
principios tan importantes como el de gestión sostenible, el de proximidad, el
de autosuficiencia, el de jerarquía comunitaria de gestión, el de maximización
de la valorización de la materia orgánica y el de minimización del vertido.


10. Reducir al máximo el vertido de los residuos.

90
Este, además de ser un objetivo clave, podría ser la consecuencia de la
correcta aplicación de los objetivos planteados hasta la fecha. En cualquier
caso, este objetivo aparece recogido en todos los códigos legislativos de la
Unión Europea y de sus países miembros en materia de residuos. De hecho, la
directiva 1999/31/CE relativa al vertido de los residuos obliga a que todos los
países de la Unión profundicen en los diversos métodos de tratamientos de
basura para que se reduzca, lo máximo posible, el vertido de materiales. Uno
de los artículos advierte que no se permitirá el vertido directo de las basuras de
manera que, por lo menos, éstas gocen de un tratamiento previo. Lógicamente,
a través del principio de jerarquía comunitaria de gestión, se priman aquellos
tratamientos sostenibles para acabar con los más costosos, problemáticos y
contaminantes previos al vertido. Este último escalón aparece ocupado por la
incineración.
La incineración además no evita el vertido puesto que cuenta con un 32
a 45 % de lo que entra que sale bajo diversas formas como materiales a verter.
Por ello no deja de ser un proceso poco sostenible y menos eficiente.
El Plan Director contempla el vertido 0 para los residuos primarios, es
decir, los que previamente no han pasado por ningún tratamiento y, a su vez,
evita la generación de mayor cantidad de sustancias tóxicas o con alta
peligrosidad como son respectivamente las cenizas y las escorias. Sólo se
admitirán residuos secundarios que hayan pasado por procesos como la
clasificación, el tratamiento mecánico biológico, bioestabilización, etc. De esta
forma, en el peor de los casos sólo se vierten aquellos productos imposibles de
reciclar y reutilizar y que, además, terminarán por desaparecer gracias a los
gravámenes anteriormente mencionados y, aquellos residuos de
biometanización que cuenten con un nivel de impurezas superior al 10-20% del
total de la masa.

11. Ofrecer una información rigurosa y completa acerca del mundo de
los residuos y sus diferentes alternativas de tratamiento.

Uno de los grandes puntos débiles del PIGRUG viene a ser la
parcialidad que muestra al contar con la necesidad de justificar una decisión
tomada de antemano en cuanto a la instalación de plantas de incineración.
Precisamente para evitar este problema se plantea dar a conocer al gran
público toda la información que se ha ido recogiendo en el transcurso de estos
meses y que muestra una realidad, bien diferente, a la registrada dentro del
PIGRUG.
Teniendo en cuenta las limitaciones en tiempo que supone el que
ninguno de los estudiosos y redactores del presente trabajo se encuentre
liberado para esta tarea, se va a hacer un esfuerzo importante para sintetizar
una gran información obtenida de muy diversas fuentes en el ámbito del
tratamiento de las basuras. No es de recibo seguir manteniendo falsedades
como que la incineración es un método sostenible, que elimina la existencia de
vertidos o que no tiene efectos sobre la salud y el medio ambiente.
91

12. Mostrar transparencia con respecto a la sociedad guipuzcoana y
sus cargos políticos.

Muy unido al anterior objetivo queremos obrar con total transparencia y
hacer partícipe a una buena parte de la sociedad guipuzcoana el fruto de
muchas horas de estudio y de investigación.
Este mismo Plan Director también persigue el objetivo de dar cierta
información que, todavía hoy, sigue vetada para muchos cargos políticos. En
definitiva, el político preocupado por una gran cantidad de temas y problemas,
muchas veces delega sus decisiones a la elaboración de informes técnicos
más o menos rigurosos. En el caso del PIGRUG, el equipo redactor ha
ocultado una gran cantidad de información en torno a las alternativas a la
incineración y en torno a los graves problemas que provoca y han basado sus
acciones en “convencer” a través de los tópicos ya referenciados
anteriormente. En este sentido, el presente Plan Director pretende ofrecer una
información para que, tanto la sociedad como el elenco político, encuentren un
documento en el que contrastar o poner en cuarentena lo defendido por el
PIGRUG.
Para la consecución de este objetivo es necesario plantearse los
siguientes objetivos específicos y operacionales:
zz. Realizar entrevistas con todos los grupos políticos.
aaa. Realizar entrevistas con los grupos sociales
representativos.
bbb. Fomentar la aparición de debates, documentales, espacios
monográficos, publirreportajes, anuncios, etc. donde se dé a
conocer el presente plan y toda la información obtenida y
procesada.
ccc. Invitar a toda la sociedad a consultar el presente
documento a partir de la publicación formal del Plan Director, de
la generación de un resumen y de la publicación también de un
material audiovisual.
ddd. Extender una invitación a todos los medios de
comunicación para ofrecernos a comentarles el presente Plan
Director.
eee. Acudir a todos aquellos medios de comunicación que lo
soliciten para explicar el presente Plan.
fff. Mostrar una dinámica positiva de cara a la explicación del plan y
la consecución de entrevistas y acuerdos con los diferentes
escalones administrativos (ayuntamientos, mancomunidades,
Diputación, Gobierno Autonómico, Gobierno Central, Unión
Europea...)

13. Realizar un análisis objetivo de los distintos métodos sostenibles
de tratamiento de basuras.

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Muy unidos a los anteriores dos objetivos generales aparece este
tercero. El éxito del presente Plan Director, dependerá como todo lo demás, del
rigor con el que se ha realizado el trabajo. De hecho, este objetivo limita
nuestras acciones, metodología y comportamiento, de manera que se busca la
mayor objetividad dentro del mundo del tratamiento de los residuos. La
tergiversación de ciertos datos y ciertas fuentes nos ha llevado a denunciarlo y
a hacer públicas dichas falsedades a través de un rigor científico fuera de toda
duda.
Pretendemos realizar un análisis pormenorizado de diferentes
experiencias existentes a día de hoy dentro del mundo de la prevención, la
recogida y tratamiento de los residuos. De esta manera, además de los datos
referidos a sistemas más o menos tradicionales y relativamente contrastados,
hemos tratado de acercarnos a experiencias novedosas por la metodología del
tratamiento, los resultados o las condiciones en las que se han llevado a cabo.

14. Impulsar la transparencia de precios en el ámbito de gestión de las
basuras.

A través de este objetivo general lo que se piensa es reflejar una
verdadera contabilidad en la que se contemplen todos los gastos que cada uno
de los métodos contempla, a la vez que las posibilidades o potencialidades
económicas y sociales. De esta forma, dentro del Plan Director van a aparecer
contabilidades reales y no ficticias donde se recojan las verdaderas partidas de
las diferentes infraestructuras, los costos ambientales y en merma de salud que
puedan suponer métodos como el incinerador; es decir, una verdadera
contabilidad donde aparezca un apartado medioambiental, así como otro
destinado a los gastos derivados de las afecciones sobre la salud de los
ciudadanos que habitan en el entorno. Además de esto tenemos que tener en
cuenta la cantidad de puestos de trabajo que pueden albergar o crear cada una
de las alternativas y las condiciones laborales.
Este objetivo viene a corresponderse con lo dictaminado por organismos
y códigos como la Directiva 1999/31/CE, tantas veces citada pero que es la
pieza clave para entender hacia dónde deben ir encaminados los esfuerzos en
esta materia. A través de esta Directiva se afirma que cada estado miembro
debe tomar todas las medidas oportunas para garantizar una transparencia
total en la política de precios y que todos ellos, derivados del establecimiento y
la explotación de las infraestructuras deben repercutir sobre los usuarios de
dicha planta. Sin embargo, mientras que para una planta incineradora o un
vertedero común no existen partidas económicas destinadas a modo de
subvención, para la instalación de plantas de compostaje, biometanización,
ecoparques, etc. al ser considerados como verdaderos métodos sostenibles,
existen importantes cifras en concepto de subvención. Un ejemplo lo tenemos
en la planta de biometanización de Álava donde la mitad de su gasto va a ser
sufragada por los fondos de la U.E.
Pero no sólo va a ser la Unión la entidad que abogue por esta política,
otros organismos como las Naciones Unidas también abogan por que la política
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de precios refleje el total de todos aquellos costes generados en la gestión y
tratamiento de los residuos.

15. Generar un clima positivo en relación a la sensibilización,
educación y generación de buenas prácticas en torno a la recogida
selectiva, la reutilización, el reciclaje, el compostaje, la
biometanización, etc.

Una de las cuestiones básicas en la apuesta por la implantación de
métodos alternativos, selectivos, eficientes y sostenibles, radica en la
concienciación social y el que los agentes sociales y la propia sociedad vean
que los esfuerzos que se realizan merecen la pena, no sólo a nivel de
exenciones fiscales, ayudas económicas, etc. sino en cuestiones más
intangibles como la mejora de las zonas degradadas (antiguos vertederos), por
la aparición de un clima social positivo en aspectos como el consumo
responsable, la recogida selectiva, la reutilización, reciclaje, etc. De esta
manera, la formación y sensibilización debe ir unida a un proceso continuo de
motivación en el que se valoren, sobremanera, los logros conseguidos con
estas buenas prácticas, los ahorros energéticos y de material y la mejora de
nuestra calidad de vida traducida en un ámbito más saludable y un medio
ambiente mejor. En muchas ocasiones estos valores, algunos de ellos no
demasiado tangibles, tienden a cobrar una especial relevancia.
Fundamental para generar este clima positivo es comenzar una buena
campaña de educación a la población infantil. Por una parte porque, de esta
manera se fijan correctamente los modos de actuar y las buenas prácticas y,
por otro, porque esta misma población infantil, en gran cantidad de casos
funciona como el vector para la toma de conciencia de la población adulta.
De cara a la consecución de este objetivo general se proponen los
siguientes objetivos específicos y operativos:
ggg. Generar informes anuales o bianuales donde se remarquen
los logros de esta forma de actuar.
hhh. Generar un buen material pedagógico de cara a la
formación de la población infantil y juvenil (centros escolares).
iii. Fomentar la organización de charlas, documentales, anuncios,
etc. donde se dé información positiva de cara a generar un clima
positivo en estas buenas prácticas.
jjj. Colaborar activamente las fuerzas políticas como modelo a
seguir.
kkk. Publicitar convenientemente a diferentes escalas
espaciales los logros en mejora ambiental general, ahorro de
materiales, energía, etc.
lll. Premiar con un certamen anual a todas aquellas experiencias
innovadoras y todos aquellos ejemplos de buen funcionamiento.
mmm. Hacer públicas anualmente las estadísticas donde se
observe, por entidades de población, los diferentes parámetros;
94
descenso o aumento de la generación de basuras, grado de éxito
de la recogida selectiva, generación de compost y biogas, etc.

16. Impulsar la participación ciudadana, no sólo en la responsabilidad
sobre sus residuos, sino en la toma de decisiones necesaria para la
buena gestión de los mismos.

Uno de los grandes errores de la metodología diseñada para ratificar el
PIGRUG ha sido la ficticia colaboración ciudadana requerida o tomada en
cuenta. En un proceso de vital importancia para la salud y el medio ambiente
de la provincia y los ciudadanos que la habitan se hace necesario un máximo
consenso, no sólo entre los diferentes escalones administrativos, cargos
técnicos y políticos, unidades de gestión, etc. sino que en todas estas
decisiones debe tomar un papel clave la opinión de la ciudadanía.
Los hechos ratifican que las decisiones tomadas a espaldas del pueblo y
que le afectan directamente, tienden a tomar derroteros poco recomendables y
a enquistarse aumentando el grado de recelo. En este sentido, es necesario
apelar a la necesidad de impartir la mayor cantidad posible de información y
además bien contrastada e introducir a la sociedad dentro de los escalones de
decisión, no sólo de información u opinión.
Aunque se pudiera pensar que la metodología en talleres EASW
diseñada por la Diputación para la toma de decisiones es buena, lo que ha
fallado es que se ha podido opinar mínimamente y los grupos participantes no
han podido expresarse con total libertad y, sobre todo, tomar decisiones o que
sus opiniones tuvieran un carácter obligatorio para la propia Diputación.
Además, la forma de contar con la sociedad, a través de la invitación a ciertos
grupos y fuerzas sociales quizá no sea la adecuada.
Cualquier experiencia en el ámbito de hacer responsable a la sociedad
sobre los problemas que genera y que ella misma sea la que intente buscar
soluciones y las adopte con el máximo consenso, es la vía más adecuada para
que no se dé el proceso de desarraigo con respecto a la Diputación y las
Mancomunidades que se ha dado en Gipuzkoa. Por todo ello es necesario:
nnn. Organizar jornadas de puertas abiertas de cara a la
sociedad.
ooo. Organizar exposiciones y charlas sobre la necesidad de
una mayor eficacia en el tratamiento de los residuos en todos los
municipios de la provincia y los barrios de la capital.
ppp. Hacer un llamamiento general para impulsar la
participación de todas las personas y grupos sociales interesados.
qqq. Fomentar una campaña ambiciosa de información a través
de diferentes medios de comunicación.
rrr. Organizar un proceso gradual de toma de decisiones en el que
todos los interesados tengan opinión y voto.
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sss. Realizar, como el último paso de decisión social un
necesario plebiscito o votación acerca del modelo de recogida y
tratamiento de residuos que la ciudadanía quiere para Gipuzkoa.
Como ya se ha comentado con anterioridad, el presente documento
pretende ser un punto de partida a partir del cual la sociedad guipuzcoana
pueda realizar sus juicios, proponer alegaciones y llegar, al final de todo el
proceso, a decidir informada y conscientemente sobre el modelo de recogida y
gestión que quiere para sus residuos en el marco territorial de la provincia.
96

1.5. METODOLOGÍA DE REALIZACIÓN DEL PLAN DIRECTOR DE
GESTIÓN DE RESIDUOS DE GIPUZKOA

Para la realización del presente plan se ha desarrollado una metodología
concreta. El trabajo se basa en varias etapas; una primera de compilación de
información, una segunda de análisis, una tercera de diagnóstico y una cuarta
propositiva. Por lo tanto, podemos definirla como una metodología clásica
dentro de los procesos de generación de todo tipo de documentos
planificadores.
Por su parte, al contar con un grupo de trabajo de más de 30
profesionales y desde luego, multidisciplinar, se ha desarrollado una división
del mismo y una serie de reuniones en las que se han ido tomando las
decisiones de forma consensuada. Ha sido a partir de estos encuentros y de
adentrarnos dentro de las etapas de generación del plan, como se han ido
considerando las diferentes directrices y las prioridades en lo referente a la
recogida y el tratamiento de los residuos.

1.5.1. Etapa de Información

En lo que respecta a la etapa de información, ésta ha venido siendo
desarrollada a lo largo de más de año y medio. En el transcurso de este
tiempo, iniciado en el mes de Noviembre de 2003, se han ido compilando
diferentes informaciones y se han ido testando distintas fuentes. El material que
se ha reunido ha permitido hacernos una idea muy aproximada de los
diferentes modelos de gestión de residuos existentes, las distintas alternativas,
el marco legal donde quedan insertas estas tareas y las tendencias de las
regiones y países más punteros.
Con el paso del tiempo hemos podido comprobar que muchas de las
aseveraciones tomadas como básicas para el desarrollo y aplicación del
PIGRUG o no son ciertas o contienen errores de bulto. Por ello, además de
hacernos con materiales diversos y de distintas zonas de Europa y el Estado
español hemos tenido que realizar ciertos trabajos de campo y extrapolaciones
de cara a conseguir una información imparcial y fuera de toda duda. Uno de
estos ejemplos ha sido la tabla de basuras por cada una de las
mancomunidades y por grupos. Lo cierto es que contrastándola con otras
fuentes (Barcelona, Valladolid, La Coruña, Salamanca, Burgos, Ciudad Real,
etc.) se ha podido comprobar que los datos eran insuficientes y para grupos
como la materia orgánica generada, demasiado bajos sin justificación aparente.
Dentro de esta etapa de información se han ido visitando y obteniendo
datos de otras mancomunidades o asociaciones locales y supralocales que
cuenten como objetivo con el tratamiento de las basuras. Dentro de ellas se
han analizado detenidamente los datos de generación de residuos, las distintas
tipologías y los distintos métodos de tratamiento.
Con todo, al final de esta etapa se realizó un diagnóstico apriorístico y se
dio lugar a la redacción de un documento síntesis que se encuentra en formato
97
de Power Point y que se ha ido transmitiendo a todos aquellos entes y
asociaciones que así lo han demandado.

1.5.2. Etapa de Análisis

Una vez que se cuenta con unas bases documentales sólidas y que se
ha dado lugar a un primer documento de síntesis y análisis apriorístico, se pasa
a afrontar la siguiente etapa. En ella se da lugar a un trabajo que se ha
desarrollado en 4 meses. Dentro de ellos se comenzó por dividir la tarea por
grupos de competencia, es decir, aquellas profesiones o vocaciones que
estuvieran más relacionadas con los diversos temas a tratar. De esta manera
se dio una cierta especialización en el análisis de los siguientes puntos:


· Normativa internacional, nacional, autonómica, foral y local en el

campo de los residuos.

· Distintas alternativas y metodologías para la reducción.
· Diferentes modalidades de recogida.
· Diferentes estrategias en el ámbito de la reutilización y el reciclaje.
· Diferentes estrategias en el tratamiento de la materia orgánica.
· Tipologías de residuos:
· Residuos domésticos.
· Residuos Industriales, comerciales e Institucionales.
· Residuos agroganaderos.
· Residuos de demolición y construcción.
· Lodos de depuración de aguas (EDAR).
· Otros.
· Costes económicos de las diferentes alternativas.
· Diferentes opciones de cola (Destinos finales).
· Afectación sobre el medio ambiente y la salud humana de las

distintas opciones.
Esta especialización se debió a una simple finalidad operativa puesto
que, de esta manera, el trabajo era abordado por grupos y temáticas distintas.
Cada uno de los grupos realizó una segunda etapa de análisis de toda la
información recabada y dio lugar a la redacción de las directrices de análisis
básicas dentro de su temática. Una vez realizado esto y con los distintos
informes y opiniones se dio lugar a un taller en el que, a la vista de lo dispuesto
y redactado, se configuró un documento de síntesis con las distintas opciones y
su valoración (grado de éxito y adecuación a los principios de sostenibilidad):


· Participación ciudadana.
· Respeto hacia el medio ambiente y la salud de los habitantes.

98
1.5.3. Etapa de Diagnóstico

Partiendo de la información recogida y generada y de su análisis, se dio
lugar a una tercera etapa de diagnóstico. Éste fue doble; por una parte se
realizó una valoración de la situación actual en el ámbito de los residuos y de
las implicaciones que traería consigo la puesta en marcha del PIGRUG. Este
diagnóstico se ha realizado por comparación con otros países y regiones, tanto
de Europa como del Estado. Por otra parte, también se hizo un diagnóstico de
cada uno de los temas de especialización, antes citados, de manera que se
concluyó cuál era su grado de eficiencia atendiendo a las cuestiones antes
citadas: logro de objetivos propuestos y adecuación a los principios que dictan
los compromisos en materia de desarrollo sostenible. A partir de estos
diagnósticos por temas o parciales, se dio lugar a un ulterior diagnóstico
integrado a través del cual se valoró la situación actual de la provincia y la
escala de las medidas y alternativas a tomar. Dicho diagnóstico y la
formulación de alternativas se realizaron por consenso entre todas las
personas implicadas en la redacción del trabajo.

1.5.4. Etapa de Formulación de objetivos y propuestas

Dentro de esta etapa se dio lugar a varias reuniones de discusión a partir
de las cuales se formularon, a través de la técnica “brain storming” o lluvia de
ideas, los distintos objetivos que debían plantearse para el Plan Director y, en
general, para mejorar la gestión de los residuos dentro de la provincia. Una vez
formulados y agotada la lista, se procedió al consenso en la prelación de cada
uno de ellos, es decir, se jerarquizó la anterior lista atendiendo a un concepto
básico; la importancia que se otorgaba a cada uno de ellos. El punto dedicado
a los objetivos del plan es el fiel reflejo de esta lista y jerarquización.
Una vez formulados los objetivos y partiendo de una visión general y una
escala jerárquica, se dio lugar a una segunda especialización en temas. De
esta manera, se volvió a realizar un trabajo en pequeños grupos que dio lugar a
la relación de los distintos capítulos del presente plan. A través de éstos,
además, se desarrollan las distintas proposiciones y alternativas que deben
llevarse a cabo para el efectivo cumplimiento de los distintos objetivos. Por ello,
se da lugar a la redacción de aquellos puntos directores que propicien
determinar cuáles deben ser las líneas en cada uno de los temas apuntados en
el índice del Plan Director.
Por último, la publicación y publicidad de este documento no quiere decir
que se agoten las etapas. En estos momentos la sociedad guipuzcoana se
encuentra en disposición de contar con otro documento, realizar las
alegaciones que considere oportunas, participar en el debate general sobre el
modelo de gestión de sus residuos y, por último, tomar parte activa dentro de
las etapas de toma de decisiones en igualdad con los factores políticos o
técnicos. Por lo tanto, el presente Plan Director, desde este momento se
encuentra en información pública y está abierto a cualquier alternativa,

objeción, pregunta o alegación.

 

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